El papa Francisco dijo hoy que en la crisis económica que atraviesa el mundo
"los propios seres humanos son considerados como bienes de consumo que pueden
ser utilizados y desechados" y pidió una reforma financiera ética y a favor de
los más desfavorecidos.
El papa pronunció un discurso ante cuatro embajadores que presentaron sus
cartas credenciales y ante los que por primera vez desde que fue elegido el
pasado 13 de marzo abordó la crisis financiera y se centró en las causas y
consecuencias.
Incluso en los llamados países ricos -aseveró-, la alegría de la vida es cada
vez menor, la indecencia y la violencia van en aumento, la pobreza es cada vez
más evidente y "la gente tiene que luchar para vivir y, con frecuencia, vivir de
una manera indigna".
"Nuestra relación con el dinero, y nuestra aceptación de su poder sobre
nosotros mismos y de nuestra sociedad" es una de las causas de esta situación,
en su opinión.
"El origen último -de la crisis financiera- está en una profunda crisis
humana", mantuvo.
Y comparó la situación con la adoración del becerro de oro de la antigüedad,
que ha encontrado "un nueva y despiadada imagen en el culto al dinero y en la
dictadura de una economía", que no tiene rostro y carece de cualquier objetivo
verdaderamente humano.
La crisis financiera y económica mundial parece poner en evidencia sus
distorsiones y sobre todo, "una carencia de perspectiva antropológica, que
reduce al hombre a una de sus necesidades, el consumo", dijo el papa.
En circunstancias como éstas, la solidaridad, que es la riqueza de los
pobres, a menudo se considera contraproducente, "porque se opone a la lógica de
las finanzas y de la economía", mantuvo.
Mientras las rentas de una minoría crecen de manera exponencial, los de la
mayoría se debilitan, relató.
Según el papa, este desequilibrio viene de las ideologías que defienden la
autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, y por tanto
niegan el derecho de control de los estados, encargados de salvaguardar el bien
común.
El papa argentino agregó que se ha instaurado una nueva tiranía, a veces
invisible, a veces virtual, que impone de forma unilateral y sin remedio sus
propias leyes y reglas.
Por otra parte, -explicó- el endeudamiento y el crédito alejan a los países
de su economía real y a los ciudadanos de su poder de compra.
A ello se suma, sostuvo Francisco, la corrupción generalizada y la evasión
fiscal egoísta, que han adquirido enormes dimensiones en todo el mundo.
"Oculto detrás de esta actitud hay un rechazo de la ética, el rechazo de
Dios", refirió el pontífice.
La ética, al igual que la solidaridad, también molesta, se considera
contraproducente; demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder; se
ve como una amenaza, porque rechaza la manipulación y el sometimiento de la
persona, afirmó.
Dios es considerado por estos financieros, economistas y políticos, como no
manejable, incluso peligroso, ya que llama al hombre a su plena realización y a
la independencia de cualquier tipo de esclavitud, indicó el papa argentino.
La ética -una ética no ideológica, naturalmente- permite, en opinión del
papa, crear un equilibrio y un orden social más humano.
El papa animó a los expertos financieros y a los líderes gubernamentales de
sus países a considerar las palabras de San Juan Crisóstomo: "No compartir con
los pobres los propios bienes es robarles y quitarles sus vidas".
E instó a los embajadores a realizar una reforma financiera que sea ética y,
a su vez que comporte una reforma económica saludable para todos.
Y clamó: "¡El dinero debe servir y no gobernar!. El papa ama a todos, ricos y
pobres; pero el papa tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que
los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promoverlos".
El papa -subrayó- "insta a la solidaridad desinteresada y a un retorno de la
ética en favor del hombre en la realidad económica y financiera", concluyó.