(RR/InfoCatólica) La 'Madre Lupita' es co-fundadora de la Congregación religiosa de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres en Jalisco, México. La Madre Laura Montoya, fundó las misioneras de la Madre Laura para la ayuda a los indígenas.
Los 813 mártires italianos fueron asesinados por los turcos el 13 de agosto de 1480 en Otranto porque rechazaron convertirse y renegar de Cristo. Los beatos mártires de Otranto, Antonio Primaldo y compañeros, murieron por su fidelidad a Cristo.
En el siglo XVI Otranto fue asediada por los turcos y, después de una larga batalla, cayó bajo el dominio otomano. El comandante de los turcos, Gedik Achmed Pascia, ordenó que todos los hombres sobrevivientes, desde los 15 años para arriba, fuesen obligados a renegar de la fe cristiana. Antonio Primaldo, un humilde zapatero (si bien otras crónicas relatan que era sastre), en nombre de todos los cristianos prisioneros declaró que ninguno de ellos se convertiría. Ellos consideraban a Jesucristo como Hijo de Dios y querían mil veces morir antes que renegar de Él y hacerse musulmanes, cuentan las crónicas llegadas hasta nosotros. Frente a esta respuesta, Achmed Pasciá condenó a muerte a los 800 prisioneros.
Antonio Primaldo y sus compañeros fueron de inmediato reconocidos mártires por la población y cada año la Iglesia local, el 14 de agosto, celebra devotamente su memoria. El 14 de diciembre de 1771 fue emanado el decreto de confirmación del culto ab immemorabili tributado a los mártires. En 1988 fue nombrada por el entonces arzobispo de Otranto la comisión histórica para investigar sobre el acontecimiento y en los años 1991-1993 se realizó la investigación diocesana, reconocida válida por la Congregación para las Causas de los Santos con decreto del 27 de mayo de 1994. El 6 de julio de 2007 Benedicto XVI aprobó el decreto con el que se reconocía que los Beatos Antonio Primaldo y compañeros habían sido asesinados por su fidelidad a Cristo.
El milagro reconocido (necesario para el decreto) se refiere a la curación de un cáncer de Sor Francesca Levote, monja profesa de las Hermanas Pobres de Santa Clara.
Cuando se celebre, Benedicto XVI habrá canonizado a más santos que su predecesor Juan Pablo II que durante su pontificado elevó a los altares a 482 santos.
Los 813 mártires italianos fueron asesinados por los turcos el 13 de agosto de 1480 en Otranto porque rechazaron convertirse y renegar de Cristo. Los beatos mártires de Otranto, Antonio Primaldo y compañeros, murieron por su fidelidad a Cristo.
En el siglo XVI Otranto fue asediada por los turcos y, después de una larga batalla, cayó bajo el dominio otomano. El comandante de los turcos, Gedik Achmed Pascia, ordenó que todos los hombres sobrevivientes, desde los 15 años para arriba, fuesen obligados a renegar de la fe cristiana. Antonio Primaldo, un humilde zapatero (si bien otras crónicas relatan que era sastre), en nombre de todos los cristianos prisioneros declaró que ninguno de ellos se convertiría. Ellos consideraban a Jesucristo como Hijo de Dios y querían mil veces morir antes que renegar de Él y hacerse musulmanes, cuentan las crónicas llegadas hasta nosotros. Frente a esta respuesta, Achmed Pasciá condenó a muerte a los 800 prisioneros.
Antonio Primaldo y sus compañeros fueron de inmediato reconocidos mártires por la población y cada año la Iglesia local, el 14 de agosto, celebra devotamente su memoria. El 14 de diciembre de 1771 fue emanado el decreto de confirmación del culto ab immemorabili tributado a los mártires. En 1988 fue nombrada por el entonces arzobispo de Otranto la comisión histórica para investigar sobre el acontecimiento y en los años 1991-1993 se realizó la investigación diocesana, reconocida válida por la Congregación para las Causas de los Santos con decreto del 27 de mayo de 1994. El 6 de julio de 2007 Benedicto XVI aprobó el decreto con el que se reconocía que los Beatos Antonio Primaldo y compañeros habían sido asesinados por su fidelidad a Cristo.
El milagro reconocido (necesario para el decreto) se refiere a la curación de un cáncer de Sor Francesca Levote, monja profesa de las Hermanas Pobres de Santa Clara.
Cuando se celebre, Benedicto XVI habrá canonizado a más santos que su predecesor Juan Pablo II que durante su pontificado elevó a los altares a 482 santos.