Benedicto XVI recuerda en su Mensaje para la Cuaresma de este año que la
fe y la caridad están íntimamente unidas, que una fe «sin obras es como
un árbol sin frutos» y que no se puede dar prioridad a una en
detrimento de la otra, «ya que para una vida espiritual sana es
necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista». su
mensaje tiene como título «Creer en la caridad suscita caridad. Hemos
conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él», y ha sido
presentado hoy en el Vaticano por el cardenal Robert Sarah, presidente
del Consejo Pontificio «Cor Unum».
(Agencias/InfoCatólica) En su mensaje, el Obispo de Roma señala que la Cuaresma es una ocasión propicia para meditar sobre la relación entre fe y razón, entre creer en Dios, «el Dios de Jesucristo», y el amor que es fruto de la acción del Espíritu Santo.
También explica que la fe muestra a los hombres que Dios nos ha dado a su Hijo y suscita la firme certeza de que Dios es amor.
«El amor es una luz -en el fondo la única- que ilumina constantemente
a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar y todo ello
nos lleva a comprender que la principal actitud característica de los cristianos es precisamente el amor fundado en la fe y plasmado por ella», escribie el Santo Padre.
El Papa añade que la fe es conocer la Verdad y adherirse a ella y la caridad «caminar» en la Verdad y que por ello nunca se puede separar u oponer fe y caridad y menos hacer hincapié en la prioridad de una sobre otra.
«No se puede dar prioridad a la fe y casi despreciar las obras de caridad reduciéndolas a un humanitarismo genérico y tampoco se puede sostener una supremacía exagerada de la caridad
y de su laboriosidad, pensando que las obras puedan sustituir a la fe.
Para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como
el activismo moralista», asegura.
El fideísmo es la herejía que afirma que a Dios solo se le puede conocer por la fe y nunca por la razón.
Benedicto XVI advierte asimismo de que muchas veces se tiene la tendencia de reducir el término «caridad» a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria, cuando -precisó- la «mayor obra de caridad es precisamente la evangelización».
El Papa asegura que «ninguna acción es más benéfica» y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios.
«La evangelización es la promoción más alta e integral del ser humano», escribes el papa, que insiste en que una fe sin obras «es como un árbol sin frutos».
En referencia a la Cuaresma, Benedicto XVI afirma que este tiempo de preparación a la muerte y resurrección de Cristo invita al cristiano a alimentar la fe
escuchando con más atención y de manera prolongada la Palabra de Dios y
participando en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en la
caridad, en el amor a Dios y al prójimo.
El Pontífice también exhorta al ayuno, la penitencia y la limosna.
El Mensaje papal es la antesala de las actividades del Pontífice
durante la Cuaresma. El próximo 13 de febrero se trasladará a la colina
romana del Aventino para presidir los ritos del Miércoles de Ceniza, que
abren el tiempo de Cuaresma.
Allí presidirá una procesión desde la basílica de San Anselmo hasta
la cercana de Santa Sabina, donde impondrá y recibirá las cenizas.
El domingo 17 de febrero, Benedicto XVI se retirara durante una
semana en ejercicios espirituales, que celebrará, junto a los cardenales
de la Curia romana, en la capilla «Redemptoris Mater», del Vaticano.
El retiro espiritual concluirá el sábado 23 de febrero. Durante esa
semana no celebrará la tradicional audiencia pública de los miércoles.