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martes, 29 de enero de 2013

Las bellaquerias de Sandy Sandy.


Sandy Sandy "El Rompecama", acudió a una presentación de Anthony Santos en el Parador de Las Américas, tomó fotografías con su teléfono de la asistencia de público que había, para destacar el hecho de que la fiesta fue un fracaso, pues mostraba muchas mesas y sillas vacías.
Sin embargo otra versión apunta a que en el momento en que se tomaron las fotografías, aun era temprano y el grueso del público que se esperaba no había llegado.
Como se sabe, Sandy Sandy trabaja como promotor de Frank Reyes, y de ser cierto que tomó las fotografías con la deliberada intención de desacreditar la fiesta de Anthony Santos, le está haciendo un flaco servicio al artista para el que trabaja.
Qué necesidad de hacer eso?. Sobre todo tratándose del primer evento que se organiza en el Parador Las Américas, que es un local que se abre al talento artístico criollo, como plaza y fuente de trabajo.
Por qué dañar algo que nace donde eventualmente pudiera presentarse el mismo Frank Reyes?. Sobre todo en una plaza con tan pocos establecimientos para el montaje de actividades artísticas.
De verdad que uno no entiende la capacidad de Sandy Sandy para generar tantos conflictos innecesarios.
Más aún, que la actividad de Anthony era organizada por Amable Valenzuela, un empresario serio, honrado, consecuente y solidario, que a nadie le hace daño y que hace su trabajo sin buscar rivalidades ni poniendo zancadillas a los demás.
El método de tomar fotografías en los locales de conciertos y fiestas cuando todavía es temprano, y no ha llegado la gente, ya está "quemado" en Nueva York, donde algunos blogueros lo han usado tratando de dañar las actividades de empresarios y artistas que les caen mal o con los que tienen diferencias.
El recurso de las fotos con los locales vacíos no es por ello confiable.
Sobre todo en estos tiempos donde la gente acostumbra a llegar tarde a los bailes, experiencia que se verifica aquí en la discoteca Jet Set, donde a las 11 de la noche el local a veces está vacío, y a partir de la medianoche se descuelga un mar de gente hacia la misma que no permite ni cruzar por los pasillos.