«Trabajemos juntos para equilibrar la
economía mundial y construir un nuevo contrato social para el siglo XXI.
Preparemos una senda de desarrollo que nos encamine hacia una mayor
justicia social y hacia el futuro que queremos.» Secretario General de
La ONU.
La justicia social se refiere a las nociones
fundamentales de igualdad de oportunidades y de derechos humanos, más
allá del concepto tradicional de justicia legal. Está basada en la
equidad y es imprescindible para que los individuos puedan desarrollar
su máximo potencial y para que se pueda instaurar una paz duradera.
La
comprensión de la dimensión ética de estos conceptos, fomentará tanto
en jóvenes como en adultos, un accionar para propugnar por un mundo más
justo.
Todas las personas tenemos necesidades básicas comunes, que
se traducen en derechos humanos fundamentales: el derecho a la propia
identidad, a la supervivencia, a la educación, a expresarnos con
libertad y a ser tratados con dignidad y respeto, por ejemplo.
Cuando
estas necesidades fundamentales no se satisfacen, nos encontramos
frente a inequidades, que pueden darse tanto en los países
industrializados como en países en vías de desarrollo. Lo que convierte
estas situaciones en injusticias, es que pueden ser evitadas: no se
trata de problemas irresolubles a los que no podamos hacer frente, sino
que a menudo han sido provocados por personas y persisten porque mucha
gente se desentiende de ellos. La decisión de promover o negar la
justicia social, está en manos de personas, ya sea a escala individual,
local, nacional o mundial.
En definitiva, las inequidades
están relacionadas con los conflictos, tanto en los países
industrializados como en los países en vías de desarrollo. La
injusticia, sea real o percibida, es una de las fuentes más comunes de
conflictos y de violencia entre individuos, grupos y países.
Puede
ser, que la pobreza sea la injusticia más fundamental y extendida, ya
que no permite el acceso a otros derechos fundamentales.
La
discriminación es una injusticia que interfiere con las posibilidades
que tienen los individuos de desarrollar su potencial.
Por
su parte, la responsabilidad social es un concepto que se refiere al
compromiso u obligación que los miembros de una sociedad -ya sea como
individuos o como miembros de algún grupo- tienen, tanto entre sí como
para la sociedad en su conjunto. Dicha noción, introduce una valoración
-positiva o negativa- en relación al impacto que una decisión tiene en
la sociedad. Esa valorización puede ser, tanto ética como legal, entre
otras. Generalmente se considera, que la responsabilidad social se
diferencia de la responsabilidad política, porque no se limita a la
valoración del ejercicio del poder a través de una autoridad estatal.
“La
responsabilidad social es una teoría ética o ideológica, en la que una
entidad ya sea un gobierno, empresa, institución o individuo, tiene una
responsabilidad hacia la sociedad. Esta responsabilidad puede ser
“negativa”, significando que hay responsabilidad de abstenerse de actuar
(actitud de “abstención”) o puede ser “positiva”, significando que hay
una responsabilidad de actuar (actitud proactiva).”
Nuestro
país, República Dominicana, necesita hoy más que nunca un concurso de
voluntades que permita trazar, una estrategia de desarrollo sostenible,
basada en criterios de justicia y responsabilidad social, para lograr
esa patria que todos queremos. Es tiempo de empezar!!!
Moisés Estévez.