El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, pide que el presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas Maldonado, solicite la mediación de la Iglesia Católica ante la crisis que afecta a su partido. El prelado advirtió que se necesita el interés de ambas partes, la que representa Vargas Maldonado y la que lidera el expresidente Hipólito Mejía para que la gestión de la Iglesia pueda darse.
(Proceso/InfoCatólica) Se desconoce cuál pueda ser la opinión de la Santa Sede ante semejante implicación de la Iglesia en la República Dominicana en las cuestiones internas de un partido político. «No hace falta hacer muchas disquisiciones para darse cuenta de que para que haya una mediación tiene que haber una disposición, disponibilidad de las partes en conflicto», afirmó el prelado.
El cardenal afirmó que siempre la Iglesia católica ha estado en disposición de colaborar «cuando nos lo pidan ambas partes en este caso, tanto el ex presidente Mejía como el ingeniero Vargas Maldonado». El purpurado reveló que recibió la visita de unas personas que le pidieron la mediación de la Iglesia y solicitaría la opinión de los obispos sobre el particular.
Recordó además que hace muchos años la Conferencia del Episcopado Dominicano designó a la Pontificia Universidad Católica de Santo Domingo, representada por el propio cardenal, para que moderara los diálogos que se pidieran no solamente sobre asuntos políticos sino sobre otros tipos de conflictos, ya sean sindicales o de otra índole.
El cardenal afirmó que siempre la Iglesia católica ha estado en disposición de colaborar «cuando nos lo pidan ambas partes en este caso, tanto el ex presidente Mejía como el ingeniero Vargas Maldonado». El purpurado reveló que recibió la visita de unas personas que le pidieron la mediación de la Iglesia y solicitaría la opinión de los obispos sobre el particular.
Recordó además que hace muchos años la Conferencia del Episcopado Dominicano designó a la Pontificia Universidad Católica de Santo Domingo, representada por el propio cardenal, para que moderara los diálogos que se pidieran no solamente sobre asuntos políticos sino sobre otros tipos de conflictos, ya sean sindicales o de otra índole.