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jueves, 24 de enero de 2013

Béisbol, dinero y Escogido campeón

Históricamente, en sus comienzos las actividades deportivas tuvieron por objetivo el desarrollo físico y mental de los seres humanos; llegando, con el tiempo, a consagrarse dentro de los derechos a la recreación.
Los deportes, en sus inicios, estuvieron fuera del alcance de los mercaderes. Los traficantes del profesionalismo han desnaturalizado la práctica deportiva de aficionados.
El negocio del béisbol profesional ha recorrido distintas etapas en nuestro país, luego de sus inicios en la década del cincuenta del pasado siglo.
Una prueba de la limitación económica de las actividades beisboleras profesionales de ayer, es que algunas casas comerciales pagaban los servicios de peloteros importados, y fanáticos llegaron a recorrer las calles de Santiago de los Caballeros, macuto en mano, recaudando fondos para costear los gastos del equipo de la ciudad, Águilas Cibaeñas.
Las condiciones económicas de los equipos que ahora intervienen en los campeonatos invernales profesionales han cambiado totalmente; lo único que queda de ayer son los nombres de los conjuntos tradicionales y sus fanáticos.
Cada equipo de béisbol profesional es una empresa que tiene como actividad principal operaciones de lícito comercio; venden el espectáculo deportivo, aunque dentro de sus accionistas hay algunos que mentalmente son más deportistas que comerciantes.
En razón de que la mercancía dinero desempeña el papel determinante en la estructuración de cualquier empresa comercial, la solidez del patrimonio económico de un equipo de pelota va a determinar la amplitud o limitación en sus actividades para competir, con posibilidades de éxitos, con las demás empresas.
Aquí está totalmente superada la época cuando el material humano que comenzaba jugando para un equipo continuaba en el mismo hasta el final del campeonato.
Ahora la situación es diferente, porque hay que estructurar equipos con peloteros para participar en la Serie Regular, en el Todos Contra Todos, y finalmente en la Serie Final. Pero ahí no termina todo.
En los movimientos que hacen los equipos en procura de obtener jugadores en los sorteos de los conjuntos descartados, se mueve una gran cantidad de dinero: Se ponen en tensión todas clases de maquinaciones a los fines de que el o los contrarios resulten debilitados, como le ocurrió al equipo de las Águilas Cibaeñas.
EL ESCOGIDO Y SU PODER ECONÓMICO. SUS MOVIMIENTOS PARA OBTENER PELOTEROS Y MI INQUIETUD. MI PREDICCIÓN DE QUE GANARÍA EL CAMPEONATO.
En la pelota rentada dominicana el equipo Escogido es una verdadera estructura financiera, controlada por sectores económicos poderosos; con una gerencia administrativa y operativa con sólido dominio de las interioridades del negocio de la pelota profesional, tanto en el país como en el extranjero.
Los amplios recursos económicos del Escogido, y sus vínculos con equipos nacionales y extranjeros, le permite obtener peloteros que a otros conjuntos les resulta difícil adquirirlos, como ocurrió en su oportunidad con Nelson Figueroa.
Los movimientos que hace en el país el equipo Escogido, en busca de obtener peloteros, a mi me resultan sumamente extraños; como fue una negociación que hizo con los Gigantes de San Francisco de Macorís, la que me motivó a dirigirle a mi hijo Jordi, en fecha 6 de diciembre de 2012, la siguiente comunicación.
Mi estimado Jordi
Porque sé que tú estas ilusionado por el posible triunfo de nuestro equipo de béisbol, Águilas Cibaeñas, debo hacerte la siguiente observación.
En el hipotético caso de que el equipo Escogido logre clasificar es posible que gane nuevamente el campeonato; si así resulta, quiero recuerdes que te precisé que los fanáticos deben pedirles a la Liga de Béisbol, una clara explicación de la última transacción de peloteros efectuada entre Escogido y Los Gigantes de San Francisco de Macorís, porque es posible que en el resultado de ese acuerdo está el fortalecimiento y triunfo del equipo Escogido. Tú papá. Negro Veras”.
Al momento de escribirle a Jordi la nota anterior, por mi mente se cruzaron muchas ideas, las cuales transmití a algunos amigos deportistas, residentes en Santiago y la ciudad capital.
Mi simpatía por el equipo de las Águilas Cibaeñas no me impide analizar, sin apasionamiento, la realidad de los equipos, las maniobras que se hacen a nivel financiero y las zancadillas para eliminar adversarios. El béisbol profesional se mueve alrededor de muchas cosas no santas que, de ser asimiladas por los fanáticos, les llevan a momentos amargos y decepcionantes.
El hecho de no dejarme dominar por mi identificación con las Águilas Cibaeñas, me permitió advertir con suficiente tiempo la certeza de que, en caso de que el equipo Escogido clasificara en el Todos Contra Todos, llegaría a ganar el campeonato, como finalmente ha ocurrido.
Mi convencimiento de que el equipo Escogido ganaría el campeonato, se lo manifesté la noche del día jueves 17 de enero en curso, 2013, a un directivo de las Águilas Cibaeñas, en los siguientes términos: “El Escogido gana seguro la serie final, porque tiene mucho dinero, buenos estrategas en la gerencia, un equipo compacto y con posibilidad de fortalecerse más”.
En el movimiento de contratar nuevos jugadores, el Escogido demostró en la serie final su solidez económica, y las variadas relaciones internacionales, lo que se tradujo en la integración de un equipo fuerte, con jugadores internacionales -cubanos, norteamericanos, mejicanos, puertorriqueños-, procedentes de distintas ligas del Caribe.
Los hechos son los hechos y no se derriten. Una cosa es mi simpatía, y otra lo que pinta la realidad; amor no quita conocimiento. El hecho de que yo quería que ganara mi equipo, Águilas Cibaeñas, no me impedía reconocer que, en el terreno de juego, el Escogido era mejor equipo; en picheo abridor, intermedio y cerrador, además de tener una ofensiva que impuso terror a los lanzadores aguiluchos.
No podemos ser mezquinos. El Escogido resultó campeón, no solamente por el dinero invertido, sino también, y fundamentalmente, por sus relaciones internacionales, la destreza de su grupo gerencial, así como la motivación que, por la razón que sea, demostraron los jugadores en el terreno de juego.
EL BÉISBOL PROFESIONAL HOY COMO NEGOCIO. LA TRADICIÓN GANADORA ES BUENA Y BONITA, PERO NO GENERA BENEFICIOS ECONÓMICOS NI APORTA CAMPEONATOS.
En el mundo de los negocios aquel que se queda atrás en lo económico, la competencia lo aplasta. La pelota profesional es un negocio y como tal tiene que ser manejado. Una cosa son los fanáticos, y otra el interés de los que invierten su dinero en busca de beneficios.
El equipo Escogido es propiedad de un grupo económico que está dispuesto a invertir todo el dinero que sea necesario para mantener la supremacía en el béisbol profesional dominicano. Nada quita que el conjunto Licey esté dando los pasos para en el próximo torneo venir dispuesto a competir con el Escogido.
Aquellos tiempos cuando casas licoreras pagaban los servicios de peloteros importados como colaboración a equipos locales profesionales, ya pasaron; al igual que están superadas las épocas aquellas de los macutos para recaudar recursos económicos y así pagar las nóminas de los jugadores. Ahora los dueños de los equipos de béisbol profesional deben abrir ampliamente sus carteras.
Es cierto que la tradición ganadora en un equipo sirve de inspiración a sus integrantes para guiarlos al triunfo; pero no vasta el historial de ganador, la mística, ni las virtudes que adornen como deportistas a sus más calificados ejecutivos. Se necesita acompañar todo esto con la inversión económica que ponga al conjunto en capacidad de competir frente a los demás; que son fuertes, no por mística, sino por el dinero.
El equipo de los Yanquis de New York tiene una larga tradición de triunfador, hasta el punto de que es el conjunto deportivo profesional, a nivel mundial, que ha ganado más series mundiales; pero cada año su inversión en el pago de jugadores es de las más altas en la pelota rentada norteamericana.
El conjunto Águilas Cibaeñas tiene como principal ejecutivo a Chilote Llenas, un hombre que por sus virtudes ciudadanas e historial deportivo, da brillo al béisbol dominicano; pero él no es el dueño del equipo, ni individualmente dispone de recursos económicos para competir con esa maquinaria financiera que es el equipo Escogido.
El capitalismo no tiene alma; no se alimenta de sentimentalismo, fanatismo ni de emociones, sino de plusvalía, de ganancias. Y punto.
El deportista que invierte su dinero en el béisbol tiene como primera divisa ganar con su inversión, y luego disfrutar con el triunfo de su equipo. El inversionista en la pelota profesional, como el que hace aportes en una compañía que fabrica bates y pelotas, procura recibir de su compañía beneficios.
CONCLUSIONES
La nueva derrota ante el equipo Escogido no puede llevar a las Águilas Cibaeñas a la lamentación; no estamos para reír, pero tampoco para plañir; el quejido no puede tener espacio en el seno de los aguiluchos, porque los hombres y mujeres triunfadores saben elevarse sobre el polvo de la derrota para luego salir airosos. El momento no es para deplorar, sino hacer un alto en el camino para avanzar hacia el triunfo No. 21.
Desde el momento que el béisbol se convirtió en un negocio hay que tratarlo como tal, sometido a sus leyes, normas y reglas.
El béisbol profesional está sometido a la internacionalización de los negocios y, por vía de consecuencia, hay que organizar y hacer funcionar las empresas beisboleras como órganos para ganar dinero, juegos y campeonatos; para que los dueños del equipo se sientan bien, y también los clientes que mantienen y dan vida al negocio, los fanáticos.
La organización integral de una empresa de béisbol requiere en su seno de hombres y mujeres que conozcan del negocio; con dominio de las finanzas, y las relaciones internacionales; ligados en el plano internacional a los dueños de los equipos y a sus asesores; con los manager, los peloteros y sus apoderados. La globalización del béisbol impone abrir una amplia sombrilla más allá del territorio nacional.
Al pelotero, la empresa beisbolera debe darle un trato solidario, no olvidar que él es un trabajador que se mueve por su dinero y que, como una golondrina, se siente mejor, se anida allí donde está cómodo, principalmente con buenos estímulos económicos en juegos especiales, como son los finales.
Si los dueños de los demás equipos no invierten fuertes sumas de dinero, los escogidistas seguirán disfrutando, ganando campeonatos y recibiendo dividendos.
El equipo Águilas Cibaeñas, que representa en el béisbol profesional dominicano la región más rica del país, si no se fortalece económicamente seguirá a la cola del león, y tendrá que contentarse con tener fanáticos fieles, mística y en El Chilote al hombre símbolo del béisbol profesional nativo.
Autor: Ramón Antonio Negro Veras.