Los veranos en la Argentina, contra todo lo que se podría esperar para un periodo de fiestas y comienzo de las vacaciones, son épocas de acontecimientos políticos. Los hechos sucedidos el 19 y 20 de diciembre de 2001 -que culminaron con el gobierno de Fernando de la Rua y que costaron la vida de 39 personas- quizás hayan inaugurado los veranos calientes de nuestra política. Una tradición que a todas luces perdura y que este año se continúa a través de las manifestaciones de la crisis que atraviesa el kirchnerismo.
Este 19 de diciembre transcurrió con una movilización a Plaza de Mayo (escenario central de los sucesos ocurridos hace once años) convocada por las centrales sindicales CGT, dirigida por Hugo Moyano, y CTA, comandada por Pablo Micheli. Se postulaba como la continuidad del paro nacional realizado el 20 de noviembre, aunque en realidad implicó un retroceso en el plan de lucha que había comenzado contra el impuesto a las ganancias que deben pagar los trabajadores y por el 82 por ciento móvil para las jubilaciones, entre otras reivindicaciones. Significa un retroceso ya que, luego del primer y exitoso paro nacional que enfrentó el gobierno desde que asumió en 2003, la no profundización del plan de lucha implica una concesión cuyos alcances están por verse. Todo indica que los Moyano, tanto Hugo como Facundo, estarían privilegiando sus armados políticos para el 2013 frente a la posibilidad de continuar con el genuino impulso a la movilización mostrado por la clase trabajadora. De allí las reuniones de Hugo y Facundo con representantes de la oposición a los K que abrevan en el justicialismo y en el mismo Frente para la Victoria, de la mano de Daniel Scioli y Sergio Massa. La ruptura que se está gestando en los sectores laboriosos con el kirchnerismo intenta ser capitalizada por esos sectores o por esa nueva “Unión Democrática” que reúne a Hermes Binner, Ricardo Gil Laavedra, Alfonso Prat Gay y hasta a Victoria Donda, que han compartido reuniones y estarían gestando un nuevo espacio amplio opositor.
Una posición alternativa fue levantada en la plaza de la mano de la izquierda, que -fragmentada– aportó una fuerte concurrencia a la protesta. Desde sus columnas se instó a la continuidad del plan de lucha y a fijar fecha a un paro de treinta y seis horas. No debe perderse de vista que estos sectores tuvieron una activa participación en el paro del 20 de noviembre y que sus piquetes fueron fundamentales a la hora de garantizar el éxito de esa protesta. Algunos partidos de la izquierda local integran Proyecto Sur, de Pino Solanas, o el Frente Amplio Progresista, de Binner. La izquierda trotskista conformó el Frente de Izquierda. Algo los une: a diferencia de los partidos tradicionales que ya comenzaron los preparativos electorales para el 2013, la izquierda parece no tener conciencia de la importancia de la disputa del año que viene y por eso no ha lanzado su campaña ni candidatos todavía, salvo alguna excepción puntual.
Diciembre de 2001 fue protagonizado por amplios sectores populares pero no hubo una participación organizada de los sectores sindicales. A diferencia de esa época, la clase trabajadora se encuentra hoy en un estado de discusión y con una tendencia a movilizarse en función de la defensa de sus derechos y calidad de vida. Los sectores laboriosos podrían tener peso propio en los sucesos políticos venideros. El 19 de diciembre la Plaza de Mayo fue ocupada por la protesta de las centrales sindicales. El 20, la izquierda la copó de manera conjunta. Esas dos plazas también forman parte de la deliberación obrera que se está gestando en el país.