El cadáver momificado fue hallado por un empleado municipal en el primer piso de una casa de tres plantas situada en el número 9 de la calle Saint-Jacques, en el casco antiguo de Lille. Hacía tiempo que una vecina se quejaba de la humedad del piso.
Las puertas y ventanas no habían sido forzadas ni había rastros de intrusos. Las últimas cartas sin abrir encontradas en la casa databan de principios de 1997, lo que indicaba que llevaba como mínimo una quincena de años allí olvidado.
"No parece que tuviera familia en las proximidades. Al ser propietario de su casa, no llamó la atención. Por qué nadie se dio cuenta de su muerte, probablemente porque no tenía relaciones sociales en el barrio", especuló el director departamental de la seguridad pública de Lille, Didier Perroud.
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