Respetables miembros del Instituto Duartiano:
Como
parte de las actividades programadas para celebrar el bicentenario del
nacimiento de nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, hecho
ocurrido el 26 de enero de 1813, la institución que ustedes dignamente
representan solicitó a la Liga de Beisbol Profesional de la República
Dominicana ( LIDOM) que durante el desarrollo del campeonato de
beisbol invernal 2012 - 2013 se interprete en cada juego la canción
titulada “Canto a la Patria”, del laureado compositor dominicano, Juan
Luis Guerra.
La LIDOM acogió positivamente esa solicitud, como
bien se lee en una nota publicada en su página de Internet, en la que
se informa que «Acogiendo una atinada iniciativa del Instituto
Duartiano, en cada partido del evento se difundirá el tema “Canto a la
Patria”, de la autoría de Juan Luis Guerra, previa invitación a los
presentes a través de los altoparlantes a ponerse de pies y guardar la
debida reverencia al Padre de la Patria»
Esa patriótica
iniciativa, así como cualquier otra encaminada a rendir homenaje de
“amor, respeto y gratitud” al padre de nuestra Independencia, me parece,
realmente, muy atinada. Lo que sí me parece muy no atinado es el tema
musical que se ha seleccionado para rendir ese homenaje, no porque
este carezca de valor literario, sino porque en ese “Canto a la
Patria”, no late el ideal duartiano ni mucho menos arde la pira del
patriotismo.
Ese “Canto”, señores académicos, no conecta con
nuestros símbolos patrios y la grandeza histórica de nuestro Libertador,
ni mucho menos entraña el sentimiento patriótico del pueblo
dominicano. Más que esto, lo que puede es crear confusión en niños y
adolescentes que bien pudieran asumirlo como un himno patrio en un
momento en que la Escuela Dominicana, desafortunadamente, no le confiere
ya la importancia que a los himnos a la Patria antes se le daba.
Por
eso me sorprende poderosamente que la recomendación para que se
entone dicho “Canto” en los estadios haya provenido del Instituto
Duartiano, organismo que por tener como función proyectar los auténticos
ideales del fundador de la Trinitaria, bien pudo aprovechar tan
oportuna ocasión y sugerir que se cantara el HIMNO A DUARTE, en cuyas
letras vibra el alma nacional, letras que aprendimos cuando niño en la
escuela, razón por la cual yacen posadas en un rinconcito del corazón
de todos los dominicanos. Y es que en ninguna otra composición, como
en la escrita por Ramón Emilio Jiménez, se plasma con rasgos tan
definidores la verdadera personalidad y grandeza histórica de Juan Pablo
Duarte.
Interpretando el HIMNO A DUARTE en los estadios, con
la proyección de sus letras y la imagen del Patricio en pantalla
gigante, se logran varios propósitos: rescatarlo del olvido, inyectarlo
en la conciencia de de niños, jóvenes y adolescente, poniéndolos así
en contacto con una canción que sí representa nuestros más auténticos
valores nacionales. Por último, traer a la mentes de la masa de adultos
presentes, los más dulces y patrióticos recuerdos de sus años de
infancia, años en que quizás, en la escuela donde cada uno estudiaba,
tuvieron que izar o bajar la bandera nacional al son de las notas
gloriosas de dicho canto.
Es por esas y otras razones que me
atrevo a sugerirles que tanto en serie semifinal como en la final del
presente campeonato, en lugar del “Canto a la Patria”, de Juan Luis
Guerra, se entone el “Himno a Duarte”, de Ramón Emilio Jiménez.
Respetuosamente,
Prof. Domingo Caba Ramos
Santiago.