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martes, 7 de agosto de 2012
Un mensaje de confianza
La semana recién pasada se cumplieron veintiséis meses del atentado del que fui objeto, el 2 de junio del año 2010, parece que las manecillas del reloj pasaran como contando, no sólo el tiempo, sino las vicisitudes que he pasado junto a toda mi familia.
Y porque no, la intentona de burla de parte de los que siempre estarán del lado contrario al orden y al respeto. Sin embargo, lo que no puedo, junto a mis seres queridos es caer en la desesperación y en la desconfianza, es parte del juego que andan buscando los imputados y sus apoderados, además que tratar de quitarle peso y desprestigiar a la judicatura nacional.
El caso que corresponde a mi atentado, ya ha dejado de pertenecer a mi familia y a quien escribe, es parte del seno de lo mejor del pueblo dominicano, que se ha identificado con el mismo, porque ha visto el calvario transcurrido como algo propio.
Todo el que se considera que realiza una labor justa, legal, moral ética. Un trabajo responsable y honesto, ve el caso, como su caso. Y esto es una muestra y un mensaje de esperanza y de fe, en que las cosas en nuestro país, muy a pesar de que están muy en descomposición, no quita que una gran parte de los dominicanos y dominicanas, están deseando, exigiendo y luchando por un mejor espacio y sociedad, en la cual se imponga el imperio de la ley, la justicia, el derecho y el orden.
Si existe toda una mayoría que no desea vivir bajo el amparo de la delincuencia ni el crimen organizado, que tenga que vivir con miedo a enfrentar estos fenómenos a aquellos que la generan, sin importar que tipo de defensores u obstaculizadores de la justicia se puedan buscar para precisamente llevar la idea de que todo está perdido, que no habrá sanción ni castigo, contra eso debemos y tenemos la obligación, como parte de un país que desea vivir en algo mejor, de no rendirnos, ni quedarnos tendidos en la lona, sino de seguir adelante.
En un escrito, a propósito de cumplirse los veintiséis meses de mi atentado, mi padre, Ramón Antonio Veras, escribió el mensaje siguiente: “Las acciones criminales no son olvidadas por los hombres y mujeres que se identifican con los valores positivos de la sociedad. Esta es la razón por la cual la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi Veras, nunca prescribirá en la conciencia cívica de nuestro pueblo”. “Por más que la asociación de criminales que organizó y ejecuto el hecho criminal contra Jordi procure retardar el proceso, al final se va a imponer el sentido de la ley, el derecho y la justicia”. “La delincuencia organizada, y en particular el sicariato, no logrará intimidar a los que aquí aspiramos a vivir sin temor, sobresaltos, incertidumbre y terror”.
“El crimen es rechazado en todas sus modalidades sin importar de dónde provenga”.
Sigue expresando mi padre: “Aquellos que quisieron asesinar a Jordi, el 2 Junio del 2010, pensaron que con su actuación sembrarían el pánico en los hombres y mujeres de vida sana y limpia, pero no lograron su objetivo porque en este país los que son los más, el pueblo, ha rechazado los medios despreciables ejecutados por los profesionales del crimen”
“La familia dominicana, al momento de llevarse a cabo lo tentativa de asesinato contra Jordi, interpretó el hecho como un desafío del sicariato a todo el núcleo familiar del país, y así lo ha asumido en todo el curso de la investigación policial y actuación judicial”.
Nunca he pensado que las luchas en contra de la maldad y el que hace de ella su modo de ejercicio y vida práctica, sean fáciles, ni cómodas. Pero, siempre de alguna manera tienes que buscar la forma de obtener de alguna expresión de los demás, sea por una llamada, un aliento, un abrazo, un apoyo, buscar las herramientas para no desalentarte ni dejar de seguir adelante.
Hay que estar consciente que quien ha hecho de su vida la delincuencia y el crimen organizado, utilizará todas las maniobras para buscar desprestigiar los procesos basados en la ley y el derecho. Está en los que creemos en un mejor horizonte, en seguir de pie, teniendo la conciencia de que no podemos rendirnos ni claudicar en conseguir justicia y no permitir que en este país triunfe el crimen organizado.
Lic. Jordi veras.