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martes, 14 de agosto de 2012
Por amor al deporte
Cuando el éxtasis se apoderó de mi alma, inmediatamente vi la carrera que nos dio la oportunidad de entre un lazo de hora y media, ganar oro y plata, de Félix Sánchez y Luguelín Santos; me vino a la mente el pensar lo mucho que tuvieron que luchar esos dos ejemplos de la juventud dominicano al día de hoy. No sólo por lo que habían logrado, sino porque ellos mismos seres humanos, habían demostrado que su valía iba más allá de lo que habían logrado.
Estos logros que alcanzaron estos dos dominicanos nos ha demostrado que cuando se quiere se puede todo aún por encima de las expectativas y que a pesar de las limitaciones con la que se practican las distintas disciplinas en el país, siempre hay que contar con la vergüenza que pueda tener el deportista. Por esto, no solamente son estos mencionados más arriba, los ganadores ante nuestros ojos, sino que los demás que llegaron a las olimpiadas, que demostraron lo que para ellos es el amor por el deporte y por la patria.
Es justo que luego de lo que se vio en estos pasados juegos olímpicos, que una de las formas en la que se hace patria y se construye una nación, es invirtiendo y teniendo mayor preocupación por aquellos y aquellas que realizan una disciplina deportiva.
Es una manera de desarrollar a un individuo con disciplina, responsabilidad, sano y alejado, en principio, de todo vicio.
Cuando le preguntaron a Luguelín Santos, respecto a la suma que se supone le sería entregada por la medalla lograda por el país, este respondió y cito: “Eso no es lo más importante, es mejor tener a Dios y mantener la misma humildad de siempre”.
Hay quienes pueden pensar de forma contraria, y establezcan que si lo era o que fuera lo importante, pero quien ha podido ver a estos muchachos y muchachas, sufrir por sus derrotas o llorar cuando era cantado el himno nacional, es suficiente para creer que todo lo hacían porque sabían que estaban representando a su país, sus familias y amor al deporte.
Se hace necesario que dejemos de pensar como enanos mentales a nivel de Estado, permitiendo que deportistas tenga que salir a buscar lo necesario para entrenar o para mantener su cuerpo adecuado a una dieta o tipo de ejercicios. Se pudo percibir como la participación de estos deportistas que participaron en estas pasadas olimpiadas, ganaran o no, nos dieron mayor orgullo que muchas otras instituciones o actividades en las que se invierten en nuestro país y de las cuales lo que nos causan es desvergüenza.
Estoy consciente de lo que significa practicar una disciplina o un deporte con ahínco, esmero, entrega y amor; porque por pasión al deporte, fue que me llegaron todas estas actuaciones que vivimos durante dos semanas. Me remonté a lo que era mi adolescencia cuando practicaba diversos deportes y les puedo asegurar que éstos me dieron mayor solidez a mi formación como hombre y ser humano. Es por ello y lo que he significado
Debemos sentirnos orgullosos de habernos hecho representar por todos esos jóvenes que fueron a dar lo mejor de sí en Londres ante el mundo, porque no solamente lo hicieron por la pasión al deporte o cumplir con su país y familia o por la vergüenza, sino también, que estaban imbuidos de un gran corazón lleno de buenos y nobles sentimientos, teniendo a Dios como su máxima presencia.
La muestra de que lo vimos en la ciudad londinense nos indica que no podemos perder la fe y la esperanza en las cosas que podemos hacer en nuestro país, porque la mayoría del pueblo dominicano, es el que desea superarse, cambiar el desorden en que vivimos, sentirnos orgullosos de lo que somos y de lo que somos capaces. Que es una parte muy mínima los que han hecho y hacen todo lo posible para no sea así, contra eso debemos luchar para tener un mejor hogar, mejor familia y mejor nación.
Lic. Joedi Veras, comunicador y abogado.