NUEVA YORK. El expolicía de Nueva York y de origen dominicano Michael Peña fue condenado a entre 75 años de cárcel y cadena perpetua por la agresión sexual a punta de pistola contra una maestra en el sector de Inwood informó la Fiscalía de Manhattan.
Peña, de 28 años y quien ingresó a la Policía de Nueva York en 2008, recibió la sentencia más dura de las que enfrentaba, después de ser hallado culpable en marzo pasado de asalto sexual depravado y otros tres cargos.
“La sentencia de hoy pone de manifiesto la naturaleza brutal del ataque del acusado sobre una chica inocente. Aplaudo el coraje de la víctima durante este proceso y agradezco al juez esta sentencia apropiada”, dijo el fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, en un comunicado tras conocerse la condena.
El juez Richard Carruthers señaló que, “en vez de representar los mejores valores de la Policía, Peña se ha retratado como un depredador sexual que amenazó a su víctima con una pistola y la violó repetidamente de la manera más degradante”.
Dijo que las pruebas demuestran que el expolicía actuó “a propósito e intencionadamente”, contrario a como han informado algunos medios.
De su lado, el abogado de Peña, Ephraim Savitt, dijo que su cliente “siente mucho lo que ocurrió y desearía poder eliminarlo. Llevará la vergüenza y la pena consigo durante toda la vida”. Savitt consideró excesiva la condena contra el dominicano, por no tratarse de un “violador en serie”.
Los representantes de la víctima señalaron ante el juez que la vida de la maestra estaba “destrozada” y que ésta “ha perdido su independencia y piensa cada día en lo que ocurrió”.
Peña estaba fuera de servicio cuando ocurrió el ataque. Fue suspendido de empleo y sueldo al ser hallado culpable de los referidos delitos y lleva en prisión desde su detención, en agosto pasado, ya que no pudo pagar una fianza de medio millón de dólares.
Luego de ser acusado, Peña agredió sexualmente a una profesora de 25 años detrás de un edificio del vecindario de Inwood, en Manhattan, a donde la llevó a punta de pistola.
Alguien que se percató de lo que ocurría llamó a la Policía, que encontró al agente convicto con los pantalones bajados y su arma de reglamento cerca de él.