Los patriarcas de la Iglesia Católica en Tierra Santa han lanzado un llamamiento para poner freno a la trata de seres humanos en el desierto del Sinaí. Piden «a las autoridades civiles egipcias, israelíes y a la comunidad internacional, que intensifiquen sus esfuerzos para luchar contra la trata de seres humanos en el Sinaí, contra los abusos, las humillaciones, las torturas, la violencia, y los asesinatos que perduran y golpean a los prófugos africanos».
(Aci) El llamamiento fue suscrito por el Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal, junto a los Obispos Auxiliares de Jerusalén, Mons. Giacinto-Boulos Marcuzzo, y Mons. William Hanna Shomali; el Patriarca Emérito de Jerusalén, Mons. Michel Sabbah; y el Delegado Apostólico en Jerusalén y Palestina, y Nuncio Apostólico de Israel y Chipre, Mons. Antonio Franco.
Los prelados expresaron a través de una nota su indignación ante las autoridades afectadas por nula defensa de los derechos humanos y pusieron de relieve que quienes escapan de sus países de origen a causa de la guerra y de la violencia deben ser protegidos de los abusos criminales de quienes buscan aprovecharse de ellos.
Además, amparados en el mensaje que el Papa Benedicto XVI enunció el 5 de diciembre de 2010 pidiendo la intervención de la comunidad internacional para salvar a las víctimas de los traficantes y criminales, –como en el caso del drama de los rehenes eritreos y de otras nacionalidades en el desierto del Sinaí–, los Ordinarios exigieron el cese inmediato del tráfico de seres humanos. "Desde entonces, la situación de estas víctimas ha empeorado", denunciaron.
"Recordamos a las autoridades civiles en Egipto y en Israel sus obligaciones de respetar las disposiciones y las normas internacionales que interesan los derechos humanos en el tratamiento, la protección de la dignidad y de la integridad física y psicológica de las personas, incluido el derecho a un procedimiento regular y un proceso equitativo para los solicitantes de asilo y los inmigrados", prosigue el mensaje.
Por otro lado, agradecieron y felicitaron a los trabajadores de las organizaciones que luchan por la defensa de los derechos humanos y que actúan para socorrer a las víctimas de los traficantes. Finalmente, los firmantes se comprometieron a la asistencia espiritual de los católicos con la esperanza de poder brindarles consuelo en la oración.