Fernando A. De León.
Nueva York.-Aunque la violencia de género contra las mujeres se ha convertido en un asunto que flagela a la sociedad contemporánea, en una nación con características de vecindario como la República Dominicana; resulta insólito que todavía el presidente Leonel Fernández Reyna, no se haya pronunciado al respecto.
¡Pobre mujer dominicana!, si no se nos escapan algunos números, al menos, suman más de trescientas o más, las asesinadas por sus ex parejas y las actuales, durante el pasado año y en lo que va del que transcurre, 2012.
De alguna forma, y es nuestro criterio, la funesta combinación de crisis en nuestros valores, la exclusión social, el desempleo y la falta de educación, se ha constituido en una mezcla letal que, aunque no se justifica, hace que algunos hombres, impotentes, descarguen su ira contra sus cónyuges.
La mujer es sólo un referente en el que se refleja la crisis por la que atraviesa el pueblo dominicano. Este criterio aparentemente es simplón; pero lo cierto es que en nuestros países, muchas veces, las infidelidades, contradicciones culturales y otras aristas que trastornan nuestra personalidad y provocan un descenso significativo en la autoestima.
Irónicamente, son en estos aspectos unido a la crisis generalizada, donde se genera la violencia de género que, aunque evidentemente involucra a uno y otro sexo, físicamente el hombre lleva la de ganar, o ser el victimario.
Pero al margen de esos factores, esa mujer que es la misma que únicamente recibe cada cuatrienio funditas electoreras, es soslayada por el propio mandatario quien permanece indiferente ante la problemática de la violencia de género, pero sí centrado en “promocionar” a Danilo Medina, como puente para alcanzar por nueva vez la presidencia, en 2016.
Sólo para citar lo que una vez aborrecimos; creemos que si tal situación se hubiese registrado en el gobierno que encabezó el presidente Joaquín Balaguer, éste, entre otras iniciativas, independientemente de endurecer las medidas judiciales, de seguro habría enaltecido públicamente a la mujer dominicana. Este contraste que parece increíble, pero cierto
De los feminicidios, regularmente son víctimas las humildes mujeres de patios, traspatios y de depauperadas regiones del interior del país. Tal vez, no se correspondan con la bonanza, educación ni el status social de las que, regularmente galardona el presidente, pero, son mujeres forjadoras de esperanzas y de futuro. Esto, aunque no tengan un “destacado” rol social, no sean esposas de funcionarios, ni simpatizantes o miembros del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Tal parece que por el ensorbebecimiento que produce el poder, el mandatario luce desmemoriado y las mieles del poder le han hecho olvidar que su madre, aunque hoy se encuentre en mejor posición económica, también fue una madre abnegada y humilde. Si no está afectado por un extraño y maligno síndrome, el mandatario debiera servirle esto como ejemplo.
De vez en cuando, en especial en esta crisis que afecta a la mujer dominicana, Fernández Reyna, debiera hacer un alto en el camino, dejar de lado sus engañosos discursos, con los cuales parece levitar, y demostrar que, si persigue ser un auténtico líder de los dominicanos; también es preciso desdoblarse un día y demostrar que puede ser un verdadero civilista; defensor de la integridad física y los derechos de la ¡pobre mujer dominicana!
El autor es periodista, directivo del CDP, en Nueva York