Por Francisco Dorta Duque.
Leí por la prensa y con sumo agrado, que el doctor Abigail Cruz Infante, había dedicado un libro a la biografía de mi muy recordado amigo el doctor Alfonso Moreno Martínez. Pero también leí para mi incomprensión que el libro es parte del Museo de la Resistencia.
No tengo nada contra el libro ni contra el museo. Pero creo que llevar la biografía de Alfonso a dicho museo es una grave inconsistencia que no se entiende.
El Museo es un recuerdo de los hechos y de las personas que, descontentos con el régimen dictatorial del Dictador Rafael Leonidas Trujillo, combatieron, resistieron la opresión. Alfonso y sus hermanos Pilia y Jesus resistieron el régimen de oprobio de Trujillo. Pero, lo hicieron por el amor a la libertad de la Patria libre. Sin resquemores ni ambiciones.
Pero, una vez que los nunca bien ponderados, héroes del 30 de Mayo cumplieron su misión de desarticular por la fuerza aquel régimen, Alfonso se dedico con igual nobleza a crear un pueblo nuevo sin mirar atrás.
Lo más arraigado del espíritu de Alfonso no era la revancha sino la conciliación y lo constructivo en el futuro. Fue el más conciliador de todos los dirigentes del Partido Revolucionario Social Cristiano y conoci a muchos y muy a fondo.
En mi primer entrevista con Alfonso en 1962 me enfatizó: “acabada la dictadura, nosotros estamos dedicados a crear un país no como Puerto Rico, no como Cuba sino la República Dominicana como la soñó Juan Pablo Duarte”. Hace ya cincuenta años de estas palabras pero todavía quedan grabadas en mi mente por la fuerza con que me hablo Alfonso de un natural tranquilo.
Un partido, como el del Machete Verde, del que fui designado Asesor Doctrinario, con tantos jóvenes valiosos, bien formados y aspirantes al liderazgo absoluto, propio de la edad, escenificaba con facilidad la divergencia y la división. Y en todo momento emergió Alfonso como el ente conciliador. Más aún, cuando surgió la división interna que dieron por llamar la “línea dura” y la “línea blanda”, Alfonso junto con Yuyo D'Alessandro lidereó la “línea blanda”.
Y ahí entramos en un mayor e íntimo contacto en las reuniones de los distintos Directorios de Promoción Popular del que tanto Alfonso como yo eramos miembros por invitación de aquellos valiosos directivos.
Allí Alfonso se caracterizo también por la conciliación ante la diferencia de opiniones y desavanencias.
Más idóneo me pareció el Archivo de la Nación o la Biblioteca República Dominicana o la Biblioteca Nacional para acoger la biografía de Alfonso.
Pero, estos son lentejas, las tomas o las dejas.