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martes, 24 de enero de 2012

No resignarnos

Lic. Jordi Veras


Una sociedad como en la que hoy vivimos, necesita de cambios profundos y radicales. Pero esto no será posible si no comenzamos. Que cada quien asuma su compromiso personal de querer hacer bien y mejor las cosas. Dejar de pensar que todo el mundo está metido en el mismo saco. Que todo el mundo está pensando en corromperse y en embromar al contrario.

Debemos luchar por cambiar esos pensamientos pesimistas y derrotistas y en cierta forma conformistas. Asumiendo que para modificar y transformar esto que padecemos no será de la noche a la mañana y obra de una sola persona. Hoy carecemos de líderes que puedan dirigir las masas por los cambios que hemos estado esperando por casi medio siglo. Entonces busquemos por implementar en estas nuevas generaciones el indelegable compromiso de que si desean vivir en una sociedad mejor que está, debemos concientizarnos y hacer cada quien su rol desde su ámbito y dejarnos de indiferencias e individualismos.

Soy de los que pienso que no todo está perdido, que existen personas que sí cumplen; que si tienen palabra; que son confiables y honestos; que son responsables y valiosos: que es posible que para ellos, exista un espacio en este medio que hoy por hoy, premia liderazgos poco exigentes y en cierta manera mediocres. Hoy no se busca darle cabida al que se esfuerza y al meritorio, sino aquel que ha estado “escalando pero como trepador”, buscando derrumbar al otro o llegar al escalón a como dé lugar, sin importar las condiciones ni los parámetros, es decir; que lo importante es 'llegar, no importa el cómo'; es por esto que muchos hipotecan y sacrifican su interior o su alma a lo que obtienen, y por eso caen tan bajos.

Soy de los que piensa que debemos reencausarnos por senderos de la excelencia, del trabajo, del esfuerzo, de la decencia y del respeto a las leyes y las instituciones. Sin embargo, eso no es lo que estamos presenciando, pero no quiere decir que debamos resignarnos a esto y tampoco pensar que no tiene arreglo y que otro sea quien se faje. Este país es el único lugar donde usted y yo nunca seremos extraños, ni un número más. No es una tarea fácil, pero no imposible, peor sería dejarnos caer o derrotar por el pesimismo y aceptar como bueno y válido esta vorágine de desorden, irrespeto, mediocridad, mafia e indiferencia.

Mientras existan dos hombres o mujeres en esta tierra que tenga el decidido deseo de hacer las cosas en forma diferente, habrá esperanza y manera de cambiar lo que padecemos como orden social. Casi han logrado vencer aquellos que creen en todo lo que ha generado esta descomposición social; casi han convencido a la gente de que este país o esto, como sociedad no tienen arreglo; casi han convencido a la gente de hacerle creer, que porque aquellos o aquellas que han luchado en su vida por revolucionar las cosas, hayan caído en lo mismo o porque hayan pensando en forma de avanzada hoy hayan claudicado, no quiere decir que otros no puedan seguir caminando el sendero por mejores causas.

No nos resignemos a esto que se nos presenta como el modelo al que podemos aspirar como sociedad y comportamiento. Basta con que usted, amigo lector, esté actuando diferente, para saber que las cosas no está del todo perdido y que podemos y debemos aunar por mejorar y hacer de esta sociedad algo de lo que mañana las nuevas generaciones se puedan sentir orgullosos. No claudiquemos, eso desean quienes han vendido sus ideas y su moral.