Lic. Jordi Veras.
Siempre he estado convencido, que el hombre o mujer más rico no es el que más tiene o posee, sino aquel que menos necesita o requiere. Esto porque hay personas que cifran su riqueza por lo que tienen en lo material. Y es posible que muchos pensemos que quienes tienen mayores recursos son los que mejor disfrutan, muchas veces, el esfuerzo de su trabajo.
Ahora bien, hay quienes a pesar de que lo tienen todo, no solamente desde el punto de vista material, sino que a su alrededor poseen, familia, seres queridos y grandes amigos, sin embargo, no se detienen apreciar nada de esto, porque viven tan ocupados acumulando fortuna o tratando de hacerlo, que las vida se les acaba en eso. Y de buenas a primeras, llega un momento en que algo ocurre que evita que eso que has vivido planificando no lo puedes conllevar porque, o el tiempo ha transcurrido y se te ha pasado entre las narices, o quienes se supone debías compartirlo ya no están.
Hay quienes, como expresé, lo tienen todo en un momento dado, sin embargo, viven como miserables, tanto en su mente, como en su corazón. Porque si lo visualizas de cerca, las condiciones en que viven o aquellos con quienes comparte da la impresión que en su mente cree que todo cuanto posee, se irá junto con él, el día que tenga su muerte física, porque es posible que la espiritual hace tiempo que murió y él o ella, no se habían percatado que su corazón y su alma estaban vacías. Con esto no voy acorde tampoco con aquellos que cuanto poseen o lo que han obtenido fruto de su trabajo, lo derrochen, pensando que todo es para siempre y eterno.
Asimismo, existen personas que viven para amasar fortunas y el poder que han acumulado, y por ello, sacrifican todo y lo más importante su familia, cuando quieren venir a recuperar el tiempo perdido, muchas veces no existe esa posibilidad y la vida te saca en cara esa falta y forma inadecuado de actuar.
Por lo que he descrito, basado en lo indicado al inicio, vivo convencido de que lo también es una frase habitual de mi querida hermana y amiga, María A. Veras, de que la miseria de mucha gente se encuentra en la mente y le agrego, también en el corazón. Por eso usted puede ver personas con recursos, sin embargo, están tan comprometidos en su vida con lo que es el dinero, que hacen del mismo su vida, su creencia y su único fundamento para respirar. Son capaces de hipotecar su alma y espíritu al demonio con tal de que esa cuenta del banco no se le reduzca. Entonces no disfrutan lo que tienen, ni en lo que tendrán.
Hay quienes tienen miseria en el corazón porque el único motor que los mueve es el egoísmo, la avaricia, la prepotencia, la maldad y el dolor de los demás. Nunca pueden vivir en tranquilidad porque esas propias cargas con las que viven y con las que tienen que luchar diariamente, no les permiten tener ese sosiego necesario.
Aprenda a vivir con lo que tiene o como decían nuestros padres o los abuelos, 'arrópese hasta donde le pueda tocar la sábana'. No viva de las apariencias ni se embarque en compromisos que usted no pueda asumir y no tenga vergüenza ni estupor de dar una negativa, ante algo que no pueda cumplir. Asimismo, no se haga esclavo de la riqueza, ni de lo material, porque no tendrá forma ni manera de disfrutar lo que tiene, porque siempre le acompañara la mentalidad y el corazón de miseria.