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domingo, 29 de enero de 2012

HISTORIA IMPACTANTE: Joven que le amputaron piernas "Ahora con más fe que nunca"


“Quien viene a visitarme con cara triste o queriendo llorar, yo le digo váyase para su casa, que aquí no hay motivos para tristeza”. Con esa expresión Yoiner Pérez de los Santos, el joven estudiante de 19 años, a quien le fueron amputadas recientemente sus dos piernas luego de un accidente de tránsito, frena todo gesto de lamento que surja de los amigos y familiares que lo visitan en el hospital Darío Contreras, donde está ingresado.


Dice que nunca se sintió más tranquilo y más confiado en el futuro como ahora, porque sabe que eso que le pasó fue la voluntad de Dios, porque el vehículo fue impactado en el lado en que estaba sentado. Dos personas que venían en el autobús delante de él fallecieron, y sin embargo la muerte lo saltó a él, y lo dejó vivo. “Entonces no tengo motivo para llorar, solamente le doy gracias a Dios, gracias a Dios y gracias a Dios”, agrega.

De la tranquilidad de su alma habla muy bien su rostro y la sonrisa en sus labios. Dice que sus planes de seguir yendo a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a concluir su carrera de música, continuar cantando en la rondalla de la universidad y en el grupo Sabor Cristiano, de Baní, no han cambiado para nada. “Todavía no sé cómo me voy a movilizar, pero lo voy a hacer, porque tengo una familia a todo dar”, cuenta, mientras se mantenía sentado al borde de la cama Uno de la sala H1 del hospital.

Yoiner vive con su madre, y desde niño se crió en un hogar cristiano. Es hijo único de parte de su madre, pero tiene seis hermanos de parte de su padre. Es músico, toca el bajo y es socorrista de la Defensa Civil, por lo que estuvo en Haití cuando ocurrió el terremoto de hace dos años.

Dice que cuando tuvo que firmar en el hospital autorizando la amputación de sus dos piernas, en vez de llorar se sintió regocijado, nunca lo vio como una catástrofe, sino como los planes que Dios tenía para él.
Quien entra a la sala H1 del hospital y conversa con él sale impresionado. “Muchos han venido con cara de tristeza y se van felices”, confiesa en medio de una carcajada. A Yoiner le fue amputada primero la pierna izquierda y días después la derecha, al ser imposible salvarla.

Dice que ha recibido un apoyo increíble de su familia, y de su novia, con quien lleva cuatro años y medio.
Confiesa que en un principio pensó mucho en cómo lo recibiría su novia, porque “no es lo mismo cuando yo te digo te quiero, te amo, pero estoy caminando, que ahora enfrentar una realidad que a esa persona que tú le dices te quiero no tiene piernas, pero al contrario ese cariño a aumentado, en ningún momento me ha dejado solo, me ha dado un apoyo masivo”.

Un día normal
El accidente ocurrió alrededor de las 4:00 de la tarde del pasado 17 de enero en la Autopista Seis de Noviembre, cuando el autobús en que viajaba Yoiner junto a unos 28 pasajeros más fue impactado por un camión, provocando que dos personas murieran y otras 19 sufrieran heridas.

Ese martes 17 de enero, para el joven, residente en la comunidad de Hatillo, San Cristóbal, no era más que un día normal. Cuenta que ese día salió desde Baní a las tres de la tarde y tomó un transporte expreso, porque aunque era más caro, le dejaba más cerca de la UASD donde quería llegar más rápido porque tenía ensayos con el grupo de la universidad.

Dijo que ocupaba el último asiento del autobús “venía en la cocina, como dicen” y recuerda que de los 30 pasajeros que venían, se quedaron dos en Haina. “Recuerdo cuando nos paramos en el puesto de inspección que hacen las autoridades, y de ahí no recuerdo más, porque en ese momento fue el impacto”.

“Solo recuerdo cuando recobré el conocimiento estando todavía dentro del autobús, por lo que calculo que duré ahí unos 15 minutos antes de que me sacaran. Quedábamos unos siete u ocho pasajeros, el joven que falleció estaba encima de mis pies, yo le dije a los socorristas sáquenlo a él porque lo veo en peores condiciones que yo”, recuerda. Dice que le dijeron que no porque él estaba más cómodo para el rescate.

UNA EXPERIENCIA PARA LOS QUE ESTÁN TRISTES
Explica que al momento que lo rescataron no sentía dolor, pero ya en la ambulancia empezó a sentirlo. Dice que en ningún momento sintió miedo, ni horror, “porque como soy cristiano, el cristiano que se agarra de Dios recibe la fortaleza y la preparación para enfrentar las adversidades”. Afirma que al ser socorrista cuando vio sus piernas estaba consciente de que no se podría hacer nada.

De camino al hospital llamó a su casa a avisar lo sucedido, lo que impactó a mucha gente porque en ningún momento lloró ni entró en pánico.
Señaló que desde un principio le informaron que le serían amputadas las dos piernas, cuya autorización firmó, por lo que se sorprendió al despertar de la primera cirugía de que sólo le habían amputado la izquierda, y los médicos luchaban por salvarle la otra, pero al octavo día hubo que amputarle la derecha.

“En verdad estoy contento y quiero que mi experiencia sirva para que aquellos que están tristes se alegren. No digo que no he llorado, pero nunca de tristeza, sino de las expresiones de cariño de mis amigos de siempre”.