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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Lectrura para hoy.

para que todos sepan, del oriente al poniente, que nada existe fuera de mí.
Yo soy Yavé, y no hay otro más; yo enciendo la luz y creo las tinieblas, yo hago la felicidad y provoco la desgracia, yo, Yavé, soy el que hace todo esto.
Que los cielos manden de lo alto, como lluvia, y las nubes descarguen la Justicia. Que se abra la tierra y produzca su fruto, que es la salvación, y al mismo tiempo florezca la justicia, porque soy yo, Yavé, quien lo envió.
Sí, así habla Yavé, Creador de los cielos, pues El es Dios, que ha formado y hecho la tierra, pues El le puso cimientos: No dejé la confusión, sino que la hice habitable, pues yo soy Yavé y no hay otro;
O si no hablen, presenten sus pruebas; si es necesario, consúltense unos a otros: ¿Quién había anunciado estas cosas y las había publicado desde hace tiempo? ¿No he sido yo, Yavé? No hay otro Dios fuera de mí. Dios justo y Salvador no hay fuera de mí.
Vuélvanse a mí para que se salven, desde cualquier parte del mundo, pues ¡yo soy Dios y no tengo otro igual!
Lo juro por mi Nombre, pues de mi boca sólo sale la verdad y si hablo, la palabra no se echa atrás: "Ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua jurará por mí, diciendo:
Justicia y fuerza están sólo en Yavé." Vendrán a verlo muy humilditos los mismos que se enfurecían con él,
y toda la raza de Israel conseguirá con Yavé el triunfo y la gloria.


Salmo
Sal 85, 9-10; 11-12; 13-14


Quiero escuchar lo que dice el Señor, pues Dios habla de paz a su pueblo y a sus servidores, con tal que en su locura no recaigan. "Cerca está su salvación de los que le temen y habitará su Gloria en nuestra tierra.


La Gracia y la Verdad se han encontrado, la Justicia y la Paz se han abrazado; de la tierra está brotando la verdad, y del cielo se asoma la justicia.


El Señor mismo dará la felicidad, y dará sus frutos nuestra tierra. La rectitud andará delante de él, la paz irá siguiendo sus pisadas"



Evangelio
Lc 7, 19-23
y los envió a que preguntaran al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?"
Los hombres, al llegar donde Jesús, dijeron: "Juan Bautista nos envía a preguntarte: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?"
En ese momento Jesús curó a varias personas afligidas de enfermedades, de achaques y de espíritus malignos y devolvió la vista a algunos ciegos.
Contestó, pues, a los mensajeros: "Vuelvan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos se despiertan, y una buena nueva llega a los pobres.
Y ¡dichoso aquél para quien yo no soy un motivo de escándalo!"