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viernes, 30 de diciembre de 2011

El falso cirujano del Cabral y Báez

Domingo Caba Ramos.


¡Insólito! ¡Increíble! ¡Fantástico!

La noticia ha recorrido el mundo: en el Hospital Regional Universitario “José María Cabral y Báez”, de la ciudad de Santiago, “un falso médico realizó procedimientos quirúrgicos a pacientes que llegaron con lesiones graves al referido centro de salud. Además, los estafó con miles de pesos”.
Acciones como esa solo ocurren en instituciones donde impera la desorganización, el desorden y el descuido, y en donde los controles administrativos brillan por su ausencia. Lo digo por experiencia:
Trabajé durante muchos años como encargado del Departamento de Recursos Humanos en una de las empresas pertenecientes a un prestigioso grupo empresarial de la ciudad de Santiago, y los que como yo han laborado en esa área de la empresa, sabemos más que nadie, que resulta inconcebible lo ocurrido en el Cabral y Báez.
Sabemos que una vez finalizado el proceso de reclutamiento, selección y contratación de un empleado para desempeñar un puesto importante, este hay que presentárselo al gerente general, al superior inmediato los integrantes del staff y, muy importante, al personal de seguridad. Esto quiere decir, que una empresa, grande o pequeña y si es organizada, el personal que en ella labora debe saber quién es quién, y en qué departamento trabaja cada quien.
Lo que sucedió en el Hospital Regional “ José María Cabral y Báez” durante los días 24 y 25 de diciembre sólo es posible en las naciones altamente desorganizadas y en las que las irregularidades que se cometen en sus instituciones son tan comunes que a veces, en lugar de sancionar, se prefiere premiar a quienes incurren en ellas. Por esa razón, no debe extrañar el hecho de que hasta la fecha, nadie haya sido sancionado en el Cabral y Báez, a pesar de lo grave que implica la falta de permitir que una persona, sin ser médico, se desempeñe allí como tal.
En un país organizado y en el que respete la institucionalidad, la cancelación del director y el encargado del área de Emergencia del referido centro hospitalario, entre otros responsables, se hubiera firmado el mismo día en que estalló el escándalo o se denunció el ejercicio del falso médico; pero como el hecho criminal se llevó a cabo en un pequeño país del mundo llamado República Dominicana, los susodichos funcionarios todavía siguen allí en el hospital, “campante y sonante” en sus puestos, como si nada hubiera ocurrido.