Juan Núñez Collado.
“Hoy, en la ciudad de Belén, nos ha nacido nuestro Salvador, Cristo Jesús”.
Lucas Cap. 2 Vers. 5.
El evangelista San Lucas es conocido como Historiador y como tal nos presenta la infancia de Jesús en un contexto histórico, o sea basado en hechos conocidos por muchos y muy semejantes entre sí.
Así en los 2 primeros capítulos de su Evangelio encontramos siete escenas entrelazadas entre sí: La anunciación de Juan el Bautista como precursor de Jesús; la anunciación del nacimiento de Jesús; la visitación de María a su prima Isabel; el nacimiento de Juan el Bautista; el nacimiento de Jesús; la presentación de Jesús en el templo.
Aquí nos vamos a detener en el pasaje de la anunciación del ángel Gabriel a María. Lucas Capt. 1 vers. 26-37.
El texto sagrado dice así: “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. María quedó muy conmovida al oír estas palabras y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel Gabriel le dijo: No temas María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Sr. Dios le dará el trono de David, su antepasado; gobernará por siempre el pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás. María entonces preguntó al ángel Gabriel: ¿cómo puede ser eso si soy virgen?. El ángel Gabriel le contestó: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Niño Santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez y aunque no podía tener hijos se encuentra ya en el sexto mes de embarazo, pues para Dios nada es imposible”. Fin de la lectura de este bello pasaje de San Lucas.
El subrayado de las palabras nada e imposible es mío, para significar que para Dios los que creemos en el amor y la misericordia de Dios nada es imposible.
Por esta razón el apóstol Pablo decía: “Todo lo puedo en Cristo que me da la fortaleza”.
En estos tiempos es que nuestros reporteros creen que solamente las cosas negativas son noticias, el ángel Gabriel nos dio esa tremenda enseñanza de que las cosas buenas también son noticias y hay que divulgarlas a los cuatro vientos de Norte a Sur y de Este al Oeste, hasta que llegue al último rincón de la tierra la Buena Noticia: “Hoy, en la ciudad de Belén, nos ha nacido nuestro Salvador, Cristo Jesús”.
Escuchemos la narración de Lucas: ”Mientras María y José estaban en Belén llegó para María el momento del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada”. Lucas Capt. 2 Vers. 6-7.
¿Qué insondables con los caminos de Dios?
El que pudo tener todo lo material por ser Hijo de Dios nació en un humilde pesebre para enseñarnos que el hombre o la mujer no valen por los bienes materiales, sino por sus valores espirituales, que trascienden las coordenadas de espacio y tiempo.
Contemplemos a Jesús en un humilde pesebre y aprendamos que si valiéramos por los bienes materiales Jesús no valdría nada, porque nació sin nada y murió en una cruz despojado de la única pobre vestimenta que tenía, su túnica sagrada.
Es tiempo de liberación, de libertad de alegría.
Que lo material nunca enajene nuestros corazones.