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viernes, 16 de diciembre de 2011

Dios nos llama a todos.


Así dice Yavé: Actúen correctamente y hagan siempre lo debido, pues mi salvación se viene acercando y mi justicia está a punto de aparecer.
Feliz el hombre que siempre se comporta así, sin desmayar, que se fija en no profanar el sábado y trata de no hacer algo malo.
Que el extranjero, que se ha puesto al lado de Yavé, no diga: "Con toda certeza Yavé me dejará afuera de su pueblo." Ni tampoco afirme el castrado: "Yo no soy más que un árbol seco."
Y a los extranjeros que se han puesto de parte de Yavé, para obedecerle, amar su Nombre y ser sus servidores, que tratan de no profanar el sábado y que cumplen fielmente su compromiso conmigo,
los llevaré a mi cerro santo y haré que se sientan felices en mi Casa de oración. Serán aceptados los holocaustos y los sacrificios que hagan sobre mi altar, ya que mi casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos.
Esto dice el Señor Yavé, que reúne a todos los israelitas que estaban dispersos: Agregaré todavía más gente a todos los que ya se habían juntado.


Salmo
Sal 67, 2-3; 5; 7-8


¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga, nos ponga bajo la luz de su rostro! Para que conozcan en la tierra tu camino, tu salvación en todas la naciones.


Que los poblados se alegren y te canten. Pues tú juzgas los pueblos con justicia, tú riges a los pueblos de la tierra.


Ha entregado la tierra su cosecha, Dios, nuestro Dios, nos dio su bendición; que nos bendiga Dios, y sea temido hasta los confines de la tierra.



Evangelio
Jn 5, 33-36
Ustedes mandaron interrogar a Juan, y él dio testimonio de la verdad.
Yo les recuerdo esto para bien de ustedes, para que se salven, porque personalmente yo no me hago recomendar por hombres.
Juan era una antorcha que ardía e iluminaba, y ustedes por un tiempo se sintieron a gusto con su luz.
Pero yo tengo un testimonio que vale más que el de Juan: son las obras que el Padre me encomendó realizar. Estas obras que yo hago hablan por mí y muestran que el Padre me ha enviado.