Escrito por Jordy Veras.
Dicen que algo que todo ser humano debe aprender sino lo ha hecho, es ser agradecido y brindar las gracias por lo que ha recibido de corazón, de otros. Eso me ha ocurrido a mí, desde el 2 de junio del 2010. El inicio fue toda la cadena de oración espontánea que fue realizada a nivel nacional, hasta en los lugares donde quizás no me imaginé, esto lo digo porque a lo largo de todo este tiempo y mientras me he movido en cualquier parte de la geografía de este país o fuera, he recibido la misma dicha y confesión.
Hace tiempo que el caso Jordi Veras, dejó de ser algo personal para convertirse en caso del pueblo dominicano, por esto la sanción no sería un triunfo mío, ni de mi familia, sino del país. De la parte sana que son los más que aún luchan a diario por algo mejor en este patria.Para que la delincuencia no se apodere de nuestros espacios; de la libertad; de un mejor futuro y anhelo para nuestros hijos, hijas, nietos y nietas.
Si Dios ha utilizado mi persona como instrumento para que muchos y muchas puedan entender que no podemos seguir como vamos; para que la justicia en el caso, se convierta en un clamor colectivo y una victoria de todos. Siempre he dicho, que si Dios me ha dejado sin la visión de un ojo, con el de todos aquellos y aquellas que me han brindado su mano solidaria, su cariño, su apoyo incondicional, sus oraciones y sus buenos deseos; con los ojos de esas personas es que voy a completar lo que falta. Han sido el Cirineo que he necesitado día a día, sin fallar.
Quiero agradecer a todo el que de una forma o de otra, ha puesto su corazón, confianza, capacidad, laboriosidad, dedicación y esmero; no sólo en el caso, sino en su seguimiento y preocupación por el buen desarrollo del proceso.
Quiero, por este medio y vía, agradecer a todo el que ha puesto interés en nuestra salud; situación, trabajo; familia y el proceso mismo. Siempre estará en mi corazón y en mi alma, el mantener vivo el recuerdo de todo cuanto he recibido en solidaridad y que no ha sido un camino fácil, por muchas razones y circunstancias, pero que esto no será óbice para mantener la esperanza y actitud de luchar hasta el final, para que se haga justicia, no venganza, en contra de los que, como los que actuaron en mi caso, han querido hacer de esta tierra de Duarte, Luperón, Manolo, las Mirabal, Vanessa y muchos más; un ambiente para el crimen organizado y la inseguridad.
Gracias de siempre a todos. Que Dios los bendiga.