Felipe de Jesús Colón Padilla.
¿Con qué justicia hacemos esto?
Hemos entrado al siglo XXI, pero todavía contamos con poblaciones enteras en la insalubridad, viviendas sin condiciones sanitarias, sin agua potable, provocando que se propaguen todo tipo de enfermedades, con escaso tendido eléctrico, con calles, y carreteras inservibles, casi el 20% de la población está sin declarar, como si no tuvieran derecho a un nombre y a su propia nacionalidad. Aun mas, un gran número de nativos son analfabetos, no saben leer ni escribir. No constituye todo esto un crimen, no estamos golpeando a muchos de los nuestros. ¿Con derecho hacemos esto?
Mientras tengamos en la estructura de nuestra sociedad un salario pírico, un sistema judicial débil, una politiquería clientelista, ciudadanos corruptos, funcionarios que exigen prebendas para nombramientos, la industria del sicariato, narcotráfico con complicidad, corrupción administrativa, inseguridad ciudadana, pobreza rampante, impunidad, pérdida de valores e identidad; y como lo dicen nuestros obispos no podemos construir un país libre, soberano e independiente, precisamente como lo forjó en su momento el patricio Juan Pablo Duarte y Diez. ¿Pero con qué autoridad permitimos tanto daño al cuerpo social de la República Dominicana?
Creo que urge los que numerosos intelectuales y articulistas han dicho: nos hace falta un proyecto de nación que nos ayude a crear mejor organización, institucionalidad, transparencia y verdadero desarrollo integral.
Pero muchas cosas hay que dejar a un lado para que el dominicano y dominicana pueda alimentarse adecuadamente, tener una vivienda digna. El egoísmo y el afán por enriquecerse a cualquier precio han colocado la virtud de la honestidad y la solidaridad a un lado del camino.
En el número 25 del mensaje de nuestros obispos, nos dice: “La sociedad necesita un cambio de mentalidad, ser más solidaria, afianzarnos en los valores humanos y cristianos, que trabajemos en conjunto para erradicar los grandes males que afectan a los dominicanos”.
Hagamos valer nuestra Constitución, la cual se fundamenta en el respeto a la dignidad humana y en la indisoluble unidad de la Nación, patria común de todos los dominicanos y dominicanas (art.5).
Desde ya sentemos las bases para un mejor futuro, nuestros hijos agradecerán lo que hoy sembremos.
El autor es: Vice-canciller del Arzobispado de Santiago,
Juez del Tribunal Eclesiástico
Y párroco de la Parroquia Transfiguración del Señor