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domingo, 27 de noviembre de 2011

La biblia en su hogar.




pues tú eres nuestro Padre. Abraham ya no sabe de nosotros e Israel tampoco se acordará. Mas tú, Yavé, eres nuestro Padre, nuestro Redentor; éste ha sido siempre tu Nombre. ¿Por qué, Yavé, permitiste que nos perdiéramos de tus caminos, que nuestros corazones se pusieran tercos y ya no te temieran? ¡Vuelve, por amor de tus servidores y de tus tribus herederas! Desde hace tiempo somos un pueblo que tú no gobiernas y que tu Nombre ya no protege. ¡Ah, si tú rasgaras los cielos y bajaras! Los cerros se derretirían al verte. al verte realizar prodigios inesperados. Nunca se escuchó, ningún oído oyó, ni ojo alguno ha visto que un Dios, fuera de ti, hiciera tanto en favor de quienes confían en él. Tú has desconcertado a los que vivían como justos, y que te recordaban, siguiendo tus caminos. Te enojaste, pues a lo mejor pecamos; hemos actuado mal, pero tendremos salvación. Todos nosotros éramos como impuros, y nuestros méritos no valían más que un paño sucio. Somos como las hojas caídas, y nuestros pecados nos arrastran como el viento. Nadie ya invoca tu Nombre ni se despierta para buscarte, sino que tú nos has dado vuelta la cara y nos has dejado a merced de nuestras culpas. Y, sin embargo, Yavé, tú eres nuestro Padre, somos la greda que tus manos plasmaron, todos nosotros fuimos hechos por tus manos.

Salmo
Sal 80, 2; 3; 15-16; 18-19
Escucha, pastor de Israel, que guías a José como un rebaño, tú que te sientas en los querubines resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés. ¡Despierta tu valentía, ven y sálvanos! ¡Oh Dios Sabaot, es hora de que regreses; mira de lo alto del cielo y contempla, visita esa viña y protégela, ya que tu derecha la plantó! Que tu mano apoye al hombre que hace tus obras, al hijo de hombre que has hecho fuerte para ti. Ya no nos apartaremos más de ti, nos harás revivir y tu nombre invocaremos.
Segunda Lectura
1Cor 1, 3-9
Reciban bendición y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, el Señor. Doy gracias sin cesar a mi Dios por ustedes y por la gracia de Dios que les ha sido otorgada en Cristo Jesús, pues en él han llegado a ser ricos de mil maneras, recibiendo todos los dones de palabra y de conocimiento a medida que se afianzaba entre ustedes el mensaje de Cristo. No les falta ningún don espiritual y sólo esperan la venida gloriosa de Cristo Jesús, nuestro Señor. El los mantendrá firmes hasta el fin, para que estén sin tacha el día en que venga Cristo Jesús, nuestro Señor. Dios es fiel, el que los ha llamado a esta comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Evangelio
Mc 13, 33-37
Estén preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento. Cuando un hombre va al extranjero y deja su casa, entrega responsabilidades a sus sirvientes, cada cual recibe su tarea, y al portero le exige que esté vigilante. Lo mismo ustedes: estén vigilantes, porque no saben cuándo regresará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o de madrugada; no sea que llegue de repente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: Estén despiertos."