Ubicado en la península de los Balcanes al sureste de Europa, Grecia es un país geográficamente muy fragmentado, conformado por grandes y pequeñas islas, y una inmensa porción de tierra unida al continente.
La particularidad de sus impresionantes paisajes se caracteriza por el panorama que desde allí se domina sobre el mar, y siempre se habla de Grecia, cuando habrìa que hablar de las Grecias.
Al Norte se encuentra la Penísula de la Calciria que se sumerge tripartita en el mar, al Sur, separadamente del resto del país por el Golfo de Corinto se extiende la Grecia Meridional (Península del Peloponeso), también cuenta con la Costa del Asia Menor -hoy Turkía- era en la antigüedad un territorio griego, denominado Jonia. La Grecia diseminada en el mar, posee grandes islas como Creta, Rhodas, Chios, Míkonos, Chipre y un grupo de pequeñas islas como las Cícladas y las Espóradas, forman un conjunto total de 6,000 islas, todas exhiben grandes bellezas naturales.
Los antiguos griegos se extendieron desde su montañosa y rocosa tierra natal en el extremo de la Penísula de los Balcanes, hasta las costas Mediterráneas y todo el Mar Egeo. Desde la antigüedad, el área del Mediterráneo Oriental ha sido un punto importante de contacto entre Oriente y Occidente, de ahí, que la zona del Egeo es de gran interés histórico, cultural, antropológico y arqueológico para el mundo, ello se debe a que ahí los antiguos griegos dejaron la huella de un pueblo extraordinario, que hizo al mundo occidental valiosos aportes en política, teatro, arte, filosofía, ciencia, medicina, arquitectura, y atletismo.
Me confieso apasionada de las ideas que nos legaron los griegos, animada por el deseo de captar la esencia del mundo helénico, y los aromas y sabores de uno de los crisoles de la cultura occidental, navegué desde el puerto de Bandirma en Turquìa, y lleguè a Chíos, una hermosa isla griega. Recorrì sus calles y parques, visitè sus ancestrales poblaciones medievales, observè su folklor, costumbres y tradiciones.
Al atardecer nos dirigimos al puerto, tomamos un moderno ferry, y despues de navegar toda la noche, llegamos a Atenas a primera hora de la mañana con el resplandor del amanecer.
De inmediato efectuamos una visita panorámica, Atenas es de las pocas ciudades en el mundo que contrastan la grandeza del pasado con los logros del presente, sus monumentos constituyen lugares que van más allá de la simple percepción del monumento arqueológico. Y esto porque, por una parte, constituyen muestras únicas de percepción arquitectónica y por otra, se han ido cargando del simbolismo supremo del legado cultural de la historia, representan el significado mismo de la cultura, tal es el caso de la Acrópolis.
Hoy día la Acrópolis es la máxima expresión de la adaptación de la arquitectura a una área natural. El conjunto es impresionante, y su colección de grandes estructuras, se observa en medio de los edificios modernos, caracterizando épocas y estilos, creando un paisaje de excepcional belleza, que es un modelo a seguir no sólo en la antigüedad greco-romana, sino también en la actualidad.
Atenas es una ciudad que deja sus huellas en el corazón y el alma de quienes la visitan.
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