Juan Núñez Collado.
¿Por qué tenemos una sociedad tan violenta?
¿Por qué los efectos de la violencia son cada vez más destructivos en la sociedad dominicana?
Hay un dicho popular que reza: “La violencia engendra violencia”.
Por esta razón cuando las pandillas del Sanedrín se presentaron al Monte de los Olivos a apresar a Cristo, Pedro sacó su espada y le cortó una oreja a un pandillero, pero Jesús le dijo: “Pedro, mete tu espada en la vaina, porque todo el que se sirva de la espada, a espada morirá”. S.Mt.
La respuesta a la primera pregunta está en el terrible mal de la violencia que se deriva del irrespeto a la Constitución y las leyes, que son las guías certeras para una vida en paz y armonía, que a todos nos conviene. Por esta razón los romanos decían: “Guarda el orden y el orden te guardará”.
Pero así como un padre de familia pierde toda su autoridad ante sus hijos cuando no les da un ejemplo de conducta intachable, de la misma manera el Gobernante que no respeta la Constitución y las leyes manda un mensaje muy negativo a todos sus súbditos y a la población en general. Este mal ejemplo a tan alto nivel produce una disfuncionalidad social que conduce a la ley de la selva: “Sálvese quien pueda y como pueda”.
A la segunda pregunta ¿Por qué los efectos de la violencia son cada vez más destructivos? La respuesta está en que cuando un gobernante, quien quiera que sea, se desvía de la meta principal de todo gobernante, que es y deber ser la búsqueda del Bien Común o el bienestar de las mayorías más excluidas de la sociedad, se cae en una terrible anomía, donde ya no rigen la Constitución y las leyes, sino lo que es “bueno” y conveniente para los grupitos de Poder y algunos empresarios insaciables que se pegan de los gobernantes de turno para buscar privilegios irritantes, en vez de competir en buena lid a base de innovación y creatividad y no de privilegios e injusticias que también engendran violencia.
Ya nuestra sociedad no soporta más este tipo de conducta en la forma de dirigir los destinos del pueblo dominicano.
Se necesita un cambio profundo tanto de las esferas del Gobierno como desde la oposición que aspira a gobernar, porque más de lo mismo engendra más violencia, más destrucción y menos esperanza de redención de un pueblo digno de mejor suerte. Pero la suerte no existe.
Es responsabilidad de cada ciudadano trabajar por un cambio profundo, donde no tengamos los “mismos políticos con diferentes colores”.
En tus manos y en las mías está el destino de nuestra sociedad. No nos crucemos de brazos. Que cada cual ponga su granito de arena por el cambio que nuestra sociedad necesita sin dilación.
El cambio era para ayer. Ya hoy es tarde, pero vale más tarde que nunca.