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lunes, 31 de octubre de 2011

La lectura para hoy

Porque Dios no se arrepiente de su llamado ni de sus dones.
Pues bien, ustedes, que no obedecían a Dios, fueron perdonados a través de la rebeldía de los judíos.
Ellos, a su vez, serán perdonados después de la actual rebeldía que les ha traído el perdón a ustedes.
Así Dios hizo pasar a todos por la desobediencia, a fin de mostrar a todos su misericordia.
¡Qué profunda es la riqueza, la sabiduría y la ciencia de Dios! ¿Cómo indagar sus decisiones o reconocer sus caminos?
¿Quién entró jamás en los pensamientos del Señor? ¿A quién llamó para que fuera su consejero?
¿Quién le dio primero, para que Dios tenga que devolvérselo?
Todo viene de él, por él acontece y volverá a él. A él sea la gloria por siempre. ¡Amén!

Salmo
Sal 69, 30-31; 33-34; 36-37


¡Pero a mí, humillado y afligido, que me levante, oh Dios, tu ayuda! Celebraré con un canto el nombre de Dios, proclamaré sus grandezas, le daré gracias.


Vean esto, los humildes, y regocíjense. ¡Reanímense, los que buscan al Señor! Pues el Señor escucha a los pobres, no desdeña a los suyos prisioneros.


Pues Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judá: allí habrá de nuevo casas y propiedades. Los hijos de sus siervos serán los herederos, y allí morarán los que aman su Nombre.


Evangelio
Lc 14, 12-14
Jesús dijo también al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una comida, no invites a tus amigos, hermanos, parientes o vecinos ricos, porque ellos a su vez te invitarán a ti y así quedarás compensado.
Cuando des un banquete, invita más bien a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.
¡Qué suerte para ti si ellos no pueden compensarte! Pues tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos."