Por Oscar Quezada
Los delincuentes ya no respetan ni los llamados sectores exclusivos de la capital. En los ensanches y condominios a la gente adinerada también la asaltan y es víctima de robos.
A las personas de posición acomodada les afectan además los homicidios y hasta para entrar a sus casas tienen que tomar precauciones.
“A mí el otro día me quitaron todo lo que había vendido en el día. Eran como cuatro delincuentes y andaban en motores”, recuerda un vendutero ambulante que gana el sustento de su familia con un pequeño negocio de frutas en el ensanche Piantini.
Cuando se le preguntó su nombre, este señor pidió encarecidamente que no lo fotografiaran. El temor es evidente. En este mismo sector fue donde, en la primera semana del pasado mes, un francés mató a balazos a un hombre que intentó asaltarlo para despojarlo de 400 mil pesos que minutos antes había retirado del banco. Versiones recogidas en el lugar donde se produjo este episodio delictivo, aseguran que el malhechor que resultó mortalmente herido estaba acompañado de una mujer y tres hombres, que andaban a bordo de una camioneta.
Este hecho se produjo en la Manuel de Jesús Troncoso con Víctor Garrido Puello. Y fue justo en este punto donde el pasado jueves mataron a Lizardo González González. Lo acribillaron dos hombres que lo despojaron de su pistola mientras compraba frutas.
En sitios de clase alta como Arroyo Hondo, Los Prados, Naco y el Millón las calles lucen solitarias, con pocas personas transitando y con un patrullaje policial que solo cumple horario en las vías principales.
Se mudan por temor
En el sector La Esperilla, por ejemplo, donde viven importantes funcionarios estatales y oficiales policiales y militares de altos rangos, también viven los mismos sentimientos de temor e inseguridad. Por allí no es raro ver letreros que anuncian la venta o alquiler de casas o apartamentos, cuyos propietarios aseguran que la causa principal de mudarse es justamente el miedo a ser asaltados o caer en manos de algún delincuente armado.
En el sector El Millón, adonde hablar de delincuencia callejera era solo tema de conversación entre sus acomodados residentes, hace un mes se robaron más de dos millones de pesos en efectivo y tarjetas de llamadas de un carro.