Conrado Asencio.
Ante todo, en nombre de la familia Asencio, queremos darles las gracias a todos los presentes y a todos los que nos han acompañado, en especial al padre Miguel Marte quien con sus palabras, el día del velatorio y posterior entierro de Don Conrado, nos consoló con sus mensajes.
Nació en San Pedro de Macorís el día 16 de Agosto de 1920 y fue el tercer hijo de una familia de diez hermanos. A muy temprana edad, luego del fallecimiento de su madre se inició en trabajos propios del comercio. Más adelante, a la edad de 19 años unió su vida en matrimonio con nuestra madre, Doña Amparo, ya en los brazos del Señor, e inició sus nuevos compromisos laborales dentro de la Curacao Trading Company, compañía de origen Holandés, donde permaneció trabajando ininterrumpidamente, durante 45 años antes de su retiro.
Llegó a ostentar el cargo de Director Regional de la Curacao Trading Company, para todo el Cibao, con asiento en Santiago y más aún, dicha firma, reconociendo su integración, dedicación con la firma y su honradez, le confirmó las mismas prerrogativas y beneficios que les otorgaban a los funcionarios provenientes de Holanda. A muchos de los cuales les tenemos grandes afectos.
Alemán, como le llamaba nuestra madre y sus hermanos porque de niño era de pelo rubio como la caña y sus tez muy blanca. También recordamos el apodo de GIOR, entre mi madre y el, reconociendo así su gran afinidad.
Don Conrado, como le llegamos a decir últimamente, ya que desde nuestra niñez siempre le decíamos papi, fue un hombre cariñoso, de trato afable y respetuoso con todos los que le trataban, buen esposo, padre ejemplar y sobre todo un hombre de bien que lo catalogamos como un digno representante de sus hijos, familiares y ejemplo para nuestra sociedad.
Siempre vimos y compartimos su generosidad y solidaridad con los demás y crecimos viendo el ejemplo dignificante de honradez, de sus acciones, de sus compromisos con
sus obligaciones y con todos los demás. Ayudó, en precarios momentos a jóvenes que deseaban participar en el comercio y hoy en día son grandes empresarios.
Según es de conocimiento de nosotros, sus hijos, y de muchos de sus familiares y amigos, reitero varias veces que nunca haría nada que pudiera perjudicar en el futuro a sushijos, digno ejemplo que debemos continuar.
Papi, junto a mami, siempre estarán en nuestros corazones y en el de muchos familiares y amigos. Con seguridad, por todos sus hechos, el Señor los tiene en su paraíso.