Francisco Dorta Duque.
Tras la avalancha de testimonios, entre ellos los editoriales de dos destacados periódicos y el de Don Agripino, en favor del clima de irreprochable libertad de prensa existente en el país, uno de los principales firmantes (o presentes) del grupo de los 60, se contradice y contradice todo lo dicho por el mismo grupo de periodistas el día anterior.
Efectivamente, un conocedor profundo de la “conspiración” aclaró que no fueron sesenta sino sesenta y seis los periodistas suscribientes. Ojalá en su próxima entrega no añade un número seis más. Porqué entonces alcanzaría al número 666, que, como es sabido, identifica a Lucifer o Satanás o “er' diablo” en el Libro del Apocalisis escrito por San Juan Apóstol.
En contradicción con la primera expresión del grupo, escribió el pasado lunes: “Este gobierno no es autor del clima de “la libre expresión que vivimos”… “pero la ha respetado.”
Entonces, para que tanta fanfarria en la comunicación de prensa de los 66. Estos hechos del periodista de marras me recuerdan aquella guaracha fiestera y pegajosa de Eliseo Grenet titulada “La ola marina” cuyo interminable estribillo concluia: “Tengo un motor que camina pa' lante, tengo un motor que camina pa' tra…”
Por eso en su última frase y, tal vez para no desairar a sus sesenta y seis compañeros periodistas afirma: “Hay razones de sobra para denunciar la intimidación, las presiones públicas y privadas, y los insultos a los comunicadores dominicanos”.
Hay más contradicciones en el escrito. Pero basta un botón.
No se sabe de un documento concreto escrito de los 66 para que, como dice el Evangelio de los escribas y fariseos: “para que no los agarraran en sus propias palabras.”
Lo que pasa es que Nuria ha adquirido una merecida dimensión engarzada en un pináculo de la libertad de prensa por el “caso Euclides” que los 66 la quieren, sin su mérito, compartir. ¡Bravo!
Otros de los suscribientes aspiran, tal vez, a un almuerzo con el Presidente de la República en el Palacio Nacional. Qué no sean solo los directores...
Y no falta un “izquierdismo” desencantado por el “sensatismo” de Leonel.
En conclusión, repetimos: Señalen hechos concretos y aporten pruebas específicas y contundentes. El periodista debe encaminarse derechamente por la VERDAD Y POR LA JUSTICIA. Y olvidar el malogrado figureo vano y proinfantil.