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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Comunidad recibe cadáveres de 3 criollos asesinados en Filadelfia


Grisbel Medina R.
Monción, Santiago Rodríguez
Bajo un cielo gris y con una leve llovizna que aumentaba conforme pasaba el tiempo, fueron traídos a Monción los restos de los hermanos Porfirio y Lina Mercedes Núñez de 50 y 49 años, respectivamente y de la esposa del primero Carmen Sánchez de Núñez, de 42 años, quienes fueron asesinados la pasada semana en una bodega de su propiedad en Philadelfia, Estados Unidos, por dos afroamericanos que penetraron al lugar con fines de cometer, supuestamente, un asalto.

Los cadáveres fueron traídos por el Aeropuerto Cibao este mediodía y de inmediato trasladados a su comunidad natal, donde fueron esperados por cientos de personas que, a medida que pasaban los féretros, lanzaban flores frescas y pétalos recién cortados de los jardines de Monción. La solidaridad de la comunidad con la familia Núñez era la forma con que el pueblo retribuía la dignidad, honestidad y don de gente de las personas fallecidas.

La pareja integrada por Núñez y Carmen Sánchez procrearon tres hijos, dos hembras y un varón, la más grande de 19 años, quien presenció el hecho de sangre. Mientras que la hermana de Núñez, también asesinada, era madre de dos varones y una hembra.

Cada diez casas había un altar. La gente llevaba velones y paños negros, como muestra de dolor y solidaridad. Los negocios no abrieron.

Los cuerpos fueron traídos en ataúdes blancos en tres ambulancias facilitadas por autoridades de la zona franqueadas por unos 25 miembros de la Defensa Civil, así como varios miembros de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) y el Cuerpo de Bomberos de Monción.

El cortejo iba al compás de la canción de Rocío Dúrcal “Amor Eterno”, para demostrar que las víctimas quedarán por siempre en el corazón de los residentes en Monción.

Fue necesario hacer un cordón humano para controlar a la multitud que empujaba para entrar a la residencia de la familia Núñez, a observar los cuerpos inertes de parientes que Monción hizo suyos.

El hecho ocurrió en la bodega propiedad de Porfirio y su familia, el mismo día en que él cumplía 50 años. Esa noche, su madre María Peralta le envió un quesillo, el cual fue llevado por su hermana Lina, también asesinada, delante de sus sobrinas e hijas de Porfirio.