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lunes, 8 de agosto de 2011

Régimen penitenciario


Quien conozca la forma miserable en que discurre la vida en los viejos recintos carcelarios del país y haya tenido la oportunidad de visitar uno de los locales del nuevo régimen penitenciario, de seguro que habrá apreciado una diferencia abismal.

Mientras en las cárceles tradicionales prevalece el hacinamiento, el abandono y un tratamiento indigno, al punto de que se les suele denominar “cementerios de hombres vivos”, dentro del nuevo modelo es difícil tener la noción de que se está en un penal.

Como es natural, los reclusos están sometidos a un sistema de confinamiento, pero pueden, bajo supervisión humana y edificante -–que por ello no deja de ser estricta-– desplazarse a bibliotecas, asistir a clases y participar en talleres donde aprenden diversos oficios.

De igual forma, disfrutan de actividades deportivas y recreativas, y se ejercitan para estar en buenas condiciones físicas, además de contar con periódicos chequeos médicos y asistencia social para mantener los vínculos con sus familiares.

Se trata, no hay duda, de un bien concebido y articulado programa en que las personas privadas de libertad por diversas causas pasan por un proceso de expiación, mientras logran habilitarse para volver a la sociedad con un comportamiento provechoso y ordenado.

La baja reincidencia de los egresados de esos recintos es una muestra inequívoca de los buenos resultados que está dando el nuevo modelo penitenciario, que se rige por normativas de las Naciones Unidas y que cuenta con supervisión de ese organismo internacional.

Los testimonios de internos trasladados a los nuevos reclusorios, luego de haber padecido rigores inhumanos en cárceles inmundas, donde se consumían en áreas convertidas en ergástulas, son tan emotivos como sobrecogedores.

Narran que después de haber perdido toda valoración personal, el aprecio de sus parientes y hasta desear morir, han recobrado el deseo de vivir y de prepararse para ser seres útiles.

La Procuraduría General de la República y la Escuela Nacional Penitenciaria deben recibir un mayor apoyo para continuar con esta valiosa labor y dejar atrás la degradación carcelaria.