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domingo, 21 de agosto de 2011
Eugenio María de Hostos en La Vega
Si a alguien se le ocurriera escribir la biografía del ilustre humanista Eugenio María de Hostos (1839-1903) tomando en cuenta todos los detalles, día por día, de su fructífera vida, siguiendo su itinerario existencial de aproximadamente 23,603 días –es decir, 64 años y 7 meses-, entonces tendría que referirse a esos días en los que Hostos, en sus afanes en pro de la transformación del sistema educativo nacional ?y en su calidad de recién designado Inspector de Enseñanza Pública? permanece aquí, en La Vega, del miércoles 11 al miércoles 25 de julio de 1900; del miércoles 1ro. al miércoles 8 de agosto; el día 22 de agosto; y del viernes 24 de agosto al miércoles 19 de septiembre, fecha en que se dirige hacia Sánchez para continuar con su misión de apasionado vigilante de la educación dominicana.
En “viaje de inspección general de la enseñanza en la República”, anotaría Hostos en su Diario (Obras completas.
Compiladas por: Juan Bosch. Habana, Cuba: Cultural, S. A., 1939. Vol. II. Tomo II: p. 361). Hostos ya había estado antes allí: el 11 de agosto de 1887, precisamente el día y el mes en que ?en la ciudad de Santo Domingo, pero de 1903? le sorprendería la muerte.
O sea, que el inmortal Apóstol antillano ?nacido en Río Cañas, Mayagüez, Puerto Rico, el 11 de enero de 1839? durmió bajo el cielo vegano durante 48 noches y transitó por las calles de esta histórica ciudad durante 51 días. El mismo Hostos nos describe la circunstancia bajo la cual llega a La Vega: “Después de cuatro días de permanencia en Sánchez, salimos para La Vega a las seis y media de la mañana del miércoles 11, bajo un aguacero, y llegamos a las doce y cuarto p.m.” (loc. cit.).
Luego, Hostos nos cuenta su discurrir en La Vega: sus reuniones con el Inspector Provincial de Escuelas, el connotado escritor Federico García Godoy; y con el Presidente y el Vice-Presidente del Ayuntamiento Municipal. Con ellos acuerda: “en concentrar las Escuelas de Niñas en una Normal de Maestras; la Superior de Varones en Normal de Maestros, y aplicar al sostenimiento de ellas la suma disponible de tres mil seiscientos pesos, distribuyendo en cada Normal el personal docente y escolar que existe ahora”.
A Hostos le hace un recibimiento, el lunes 16 de julio, el Club Camú, y otro, el día anterior, la Sociedad de Artesanos, en cuyo local se conviene en instalar, con las remodelaciones y adaptaciones pertinentes, la Escuela Normal de Maestras.
Esos hechos minúsculos, que vinculan a Eugenio María de Hostos a la “microhistoria” de la educación vegana, son de gran trascendencia para la macrohistoria de la educación dominicana.
*Fragmento de la conferencia “Un enfoque bibliográfico y microhistórico sobre La Vega”, dictada por Miguel Collado, a solicitud de la Academia Dominicana de la Historia, en la ciudad de La Vega, hace algunos años.
Autor: Miguel Collado