Cuando Dios visitó a María, por medio de su Angel Gabriel, Ella quedó desconcertada y confundida. Si leemos el anuncio narrado con elocuencia por Lucas, versículo 26 y 55, el Angel dijo:Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo y continuó, no temas, María, que gozas del favor de Dios…, y luego de que Ella escuchara detenidamente el anuncio de la Encarnación del Hijo de Dios, versículo; 30, 31 y 33 enunciado por Isaías capítulo 7-14: Miren: la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel; que quiere decir Dios con Nosotros. Mateo 1-21, -José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa tuya, pues la criatura que espera es obra del Espíritu Santo: María dijo: Mi alma canta la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios mi Salvador, porque se ha fijado en la humildad de su esclava y en adelante me felicitaran todas las generaciones. Porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí, su nombre es Santo. Su misericordia con sus fieles se extiende de generación en generación.
Despliega la fuerza de su brazo, dispersa a los soberbios en sus planes, derriba del trono a los poderosos y eleva a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos. Esta narrativa nos demuestra como Dios actúa en la historia humana y a través de que tipo de personas actúa, en el fondo, lo que proclama Isabel en las palabras que dirige a María y es además lo que refrenda María y lo explicita mejor en su canto que la tradición consagró como
Corresponde el Padre, no a María, la manifestación visible de su Hijo como Mesías. José fue el hombre que halló la perla, o bien el diamante precioso del que habla el Evangelio en la persona de la mujer: He aquí que una Virgen está encinta y va a dar a luz un Hijo y le pondrá por nombre Enmanuel :Ver Isaías Capítulo 7 Verso 14. Ignacio de Antioquía en la Carta a los Efesios, que afirma que quedaron ocultas al Príncipe de este mundo la virginidad de María, su parto y la muerte del Señor: tres misterios clamorosos que se realizaron en silencio y que se nos ha manifestado a nosotros.
Para Ignacio de Antioquía, el guardián principal de este secreto fue José, pues sin su concurso la virginidad de María no hubiera pasado desapercibida al demonio. Son esclarecedoras los comentarios de los padres de la Iglesia sobre este punto: C.F.F. Asensio: María Nella Biblia ( Roma 1967) página No. 225 sobre María, Alonzo Gómez Fernández, Tras las Huellas de José.
El autor es cristiano, mariano, acólito, rotario y profesional de la Banca Múltiple.