Josefina Almánzar.
Sé que al igual que yo, ustedes en muchos momentos de sus vidas, han mirado hacia atrás y han observado gente sencillamente maravillosa. Gente que quizás no están en estos momentos físicamente, pero que jugaron un papel trascendental en nuestras vidas. Aportaron conocimientos, ideas positivas, nos entregaron su tiempo y sobre todo su compañía.
Esa gente nos ayudó a recorrer el camino. Nos ayudó a identificar las señales de los tiempos. Nos enseñaron hablar el lenguaje de la vida. Nos tomaron de la mano en los momentos difíciles, de ofuscaciones, de oscuridades y junto a ellas caminamos por las arenas de la vida dejando nuestras huellas en cada paso.
Esa gente fueron nuestros guías, nuestros estímulos y motores para continuar la jornada. Nos aliviaron la carga, una carga que muchas veces tomaron como propias.
Esa gente nos brindó su mejor sonrisa, nos entregó sus calurosos abrazos. De sus labios escuchamos los tan deseados: te quiero.
Ahora, quizás esa gente no está con nosotros. Quizás habitan dispersos por el Universo, pero a mí al igual que ustedes, nos debe reconfortar el principio de eternidad. Siendo almas eternas, esa gente siente nuestras vibraciones y buenos deseos en cualquier espacio-tiempo que se encuentren.
Cada uno aprendemos del otro y cuando el ciclo de aprendizaje ha cumplido su misión esa gente debe retirarse y buscar nuevos discípulos que necesiten la lección.
Es por ello que hoy quiero bendecir a toda a esa gente maravillosa que ha estado en mi eterna existencia. Es por ello que hoy y siempre quiero agradecerles sus enseñanzas y extenderle mi abrazo para que juntos podamos seguir cruzando el puente de la Eternidad de los Tiempos.
Y sobre todo, aprovechar y hundirme en ese abrazo con mi padre en ese día especial que celebraremos el próximo domingo.
Mi querido gordo, Maney. Ese repollito y tomate que me acurrucaba en su enorme panza cuando era una niña y buscaba en su regazo la protección esperada.
A él, por ser el excelente padre que ha sido, califica dentro de mi lista de gente maravillosa que he tenido en mi vida. Que todas las bendiciones del cosmos lluevan para ti.
La autora es Abogada y Docente Universitaria.