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Miles de personas, incluyendo trece senadores y diferentes autoridades, se despidieron este domingo -el primero de los dos días de velatorio- del ex mandatario en la sede del Concejo municipal de Juiz de Fora, la ciudad del estado de Minas Gerais en la que Franco pasó la mayor parte de su vida y de la que fue alcalde en dos oportunidades.
Franco, que gobernó Brasil entre 1992 y 1994 y es considerado como el garante de la estabilidad política y económica tras una de las mayores crisis en la historia del país, comenzó a ser velado hoy en Juiz de Fora, a donde su cuerpo llegó este domingo procedente de Sao Paulo en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña.
Los restos mortales del senador fueron recibidos en el aeropuerto por sus hijas, Fabiana y Georgiana, y figuras políticas que estuvieron cerca de él a lo largo de su carrera. El cuerpo fue trasladado hasta la sede del Concejo municipal en un carro de bomberos bajo los aplausos de miles de personas que lo despidieron en las calles.
Además del vicepresidente y de Sarney, en su condición de presidente del Congreso, al velatorio también acudieron, entre otros, el ministro de Ciencia y Tecnología, Aloizio Mercadante, y varios senadores y diputados federales.
El velatorio proseguirá el lunes en el Palacio de la Libertad, la sede del Gobierno regional de Minas Gerais en la ciudad de Belo Horizonte y a donde se espera la llegada mañana de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y de varios ministros. Luego sus restos serán incinerados, según sus deseos.
Itamar Franco murió el sábado a los 81 años de edad en el hospital Albert Eintein de la ciudad de Sao Paulo en donde era tratado desde el 21 de mayo pasado de leucemia.
Rousseff, que declaró luto oficial de siete días en su homenaje, llegó a ofrecerle a parientes de Franco el Palacio presidencial de Planalto como local para el velatorio, pero su familia aclaró que su deseo era ser despedido en Juiz de Fora y en la capital de Minas Gerais, estado del que fue gobernador entre 1999 y 2002.