La especulación con los alimentos de consumo básico no se limita ya a las prácticas locales de comerciantes inescrupulosos, sino que está sometida también a los efectos agiotistas que provienen de transacciones financieras en mercados internacionales.
Si la lucha histórica en el país ha sido traumática en este campo, por lo difícil que resulta en la práctica establecer controles efectivos y eliminar el afán de lucro, en el escenario externo el combate a este mal es todavía mucho más complicado.
Aún así, los países no pueden permanecer de brazos cruzados porque la especulación creciente con los llamados “commodities” o precios de los insumos alimenticios está extendiendo a niveles alarmantes la pobreza y la hambruna en el mundo.
Estos insaciables e inhumanos procedimientos de enriquecimiento no obedecen en gran medida a las naturales fluctuaciones de los elementos que intervienen en los mercados tradicionales, sino que son decididos ahora en papeles negociados en lo que se han denominado “casinos financieros”.
El presidente Leonel Fernández ha sido uno de los mayores propulsores de esta tesis, que la ha expuesto en diversos escenarios internacionales con el propósito de crear conciencia sobre este problema y lograr una cruzada mundial contra la especulación.
Consecuente con esta posición, el gobernante envió una carta al papa Benedicto XVI para apoyar la denuncia del Santo Padre, en el sentido de que las transacciones financieras basadas en actitudes egoístas están aumentando la hambruna en todo el orbe.
El Pontífice habló en una conferencia del Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), donde abogó por una regulación en los mercados de materias primas.
El tema será abordado nuevamente por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en la reunión de los grandes países industrializados, pautada para noviembre próximo, y es de esperar que se puedan lograr medidas para garantizar algo tan fundamental como el derecho a la alimentación.