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sábado, 2 de julio de 2011
¡Déjame contarte un secreto!
Juan Rafael Pacheco (Johnny.
Un día, una amiga le preguntó a otra porqué siempre se veía tan feliz.
--¡Es que tengo un secreto! Te lo puedo contar, con tal que lo compartas con otros. He aprendido que es bien poco lo que puedo hacer por mi cuenta que me haga muy feliz. Siempre dependo de Dios para ser feliz, para que llene mis necesidades. Cuando me falta algo, confío en que Dios lo suplirá conforme a sus riquezas, y yo, en paz, hago de mi parte lo que me toca, sin agitación, sin ansiedad ni malas noches, porque Él nunca me ha abandonado ni me ha dejado insatisfecha. He aprendido que no necesito ni la mitad de lo que creo necesitar. Desde que aprendí ese secreto, soy feliz.
Hace corto tiempo, mi hija Virginia Alicia quiso dar testimonio de lo que significa confiar en Dios, a raíz de la llegada de una bebita al hogar de unos amigos muy queridos, y les envió el siguiente correo, que quiso compartir con todos:
“Llegó Sofía Isabel,
Tengo un nudo en la garganta, una emoción enorme embarga mi corazón, no me salen muchas palabras para ustedes… ¡sólo pienso en el milagro! ¡Prueba fehaciente del amor infinito de Dios hacia nosotros! Cuantas veces lloramos, cuantas veces le cuestionamos, cuantas veces nos desanimamos… Hasta que recibimos muestras de su grandeza y de nuestra pequeñez y entendemos que Dios quiere lo mejor para nosotros y sabe lo que necesitamos… todo está dirigido para nuestro bien, Él sabe lo que hace y lo que permite y cuando…
¡Fiel testigo soy de los planes de Dios y de la importancia de confiar en Él! Todo tiene su momento, todo tiene su hora y todo ocurre dentro del plan divino, no de acuerdo al nuestro.
Sus vidas y su hogar han sido bendecidos con el nacimiento de Sofía Isabel, una bebita muy esperada, muy deseada, y que llegó como un regalo divino del Creador, cuando ya parecía no haber esperanzas…
Es durante la espera que nuestro carácter va siendo transformado, nuestra voluntad fortalecida y nuestro amor incrementado. Como seres humanos, muchas veces somos impacientes y nos angustiamos, nos decepcionamos, nos enojamos y hasta nos deprimimos, porque las circunstancias se presentan adversas a nuestros planes o aspiraciones, y estos se retrasan o fracasan completamente… sin comprender que el Señor tiene el tiempo perfecto para enviarnos la respuesta, y que sus propósitos sean cumplidos en nuestra vida. Él nunca llega tarde… ¡por eso hoy es Sofía Isabel quien nos llena de alegría!
Sofía Isabel, 'sabiduría, la que ha recibido la ayuda de Dios…Dios ha jurado, Dios es abundancia, consagrada a Dios', ¡esa eres tú Sofía Isabel!”
Y lo confirma el Señor en Su Palabra:
“Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?” (Rm 8, 31b-32).
“Da su recompensa, Señor, a los que te aguardan, y que tus profetas queden acreditados.” (Si 36,15).
Bendiciones y paz.