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Una sociedad que no valora los ancianos, rechaza lo que es símbolo de sabiduría, respeto y experiencia.
Estos tres valores espirituales adornan a los ancianos, que en nuestro país no son valorados en base a estas virtudes.
Si vemos las grandes civilizaciones, los ancianos como símbolo de valores humanos importantes cuentan con políticos del estado que son orientadas a que los ancianos vivan con e l mayor gozo y bienestar.
En república dominicana debemos imitar estos países civilizados que con políticas de estado reconocen el valor de los ancianos y han desarrollado sociedades con culturas de respecto a los ancianos.
En las sagradas escrituras, las cartas de romanos hablan del respeto a los magistrados, los jefes y a los ancianos.
Para la palabra de Dios, estos tres símbolos de respeto constituyen una similitud que orienta la vida correcta y ejemplar.
Nosotros, como proyecto de nación en proceso de desarrollo tenemos que constituir una sociedad sabia y orientada por la sabiduría.
Lo primero, en este sentido es iniciar la creación de infraestructuras y culturas destinadas a que la ancianidad constituya el mayor tesoro humano y espiritual con reconocimiento colectivo.
De esta manera, transformaríamos la actual cultural del irrespeto a los viejos por una nueva visión de los miembros de la tercera edad como fuente de sabiduría y conocimientos.
Dios nos vería como una nación que merece todas las bendiciones, porque al valorar los ancianos cumplimos con el llamado bíblico de reconocer y respetar con subordinación a quienes más saben de la vida y las cosas buenas de este difícil mundo terrenal.
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