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viernes, 20 de mayo de 2011

Trujillo y el Himno Nacional.

Domingo Caba Ramos.




El 30 de mayo de 1934, el presidente de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo , promulgó la ley que declaraba oficial el himno que treinta y siete años antes (1883) habían compuesto el laureado músico José Reyes ( 1835-1905 ) y el poeta, maestro y abogado puertoplateño Emilio Prud - Homme (1856 - 1932). Según nuestra Constitución, “es único e invariable” (Art. 33)
Del Himno Nacional es muy poco lo que se sabe en nuestro país.. Compuesto en 1883, se cantó por primera vez el día 17 de agosto de ese mismo año en una de las veladas patrióticas celebradas por la prensa nacional en los salones de la Logia Esperanza (Santo Domingo), para conmemorar el vigésimo aniversario de la Restauración política de la República.
No fue este, sin embargo, el primer himno patriótico que se compuso en el país. En 1844, el poeta Félix María del Monte (1819 -1899), y el coronel músico Juan Bautista Alfonseca (1810 - 1875), compusieron el himno que nuestra historia literaria registra con el nombre de “Canción dominicana ; pero este, no caló en el gusto del pueblo, y ello se debió, posiblemente, a que la referida pieza poética, más que dominicano, se trató más bien de un canto antihaitiano y prohispánico, carente por completo de un genuino sentimiento dominicanita.
En los primeros años de su creación, el Himno Nacional tuvo poca difusión. Apenas se escuchaba en la ciudad capital y solamente los días 27 de febrero y 16 de agosto de cada año.Al decir del maestro José de Jesús Ravelo, es en 1894 cuando realmente se inicia la popularidad del himno, debido a las muchas veces que hubo que ejecutarlo para solemnizar los diferentes actos que se desarrollaron como parte de la celebración del cincuentenario de la Independencia Nacional
En 1897, el Congreso Nacional aprobó la ley que lo declaró Himno Nacional de la República Dominicana. Para entonces gobernaba el país el general Ulises Heureaux (Lilís), el cual engavetó en lugar de promulgar la ley, dándole así oportunidad al dictador Trujillo de consumar la oficialización definitiva de nuestro Canto a la Patria el día 30 de mayo de 1934.
“Trujillo - apunta Arístides Incháustegui - oficializó el Himno, lo que no pudo conseguir fue formar parte de sus versos”. Extraño comportamiento este, asumido por un gobernante que aprovechó su mandato presidencial para “trujillizar” al país, identificando con su nombre o el de algún pariente cercano, a pueblos, calles, parques, instituciones, etc., y que incluso fue capaz de modificar nuestra Constitución para cambiar el nombre de Santo Domingo, capital de la República, por el de Ciudad Trujillo.
No faltaron, naturalmente, poetas serviles que animados por el solo propósito de conseguir o mantener intacto el favor del jefe propusieron insertar el nombre de este en una de las estrofas del himno. A tono con esa idea, el ya citado tenor e historiador dominicano afirma que:
“En vez, cuando algún poeta llegó tan lejos como a ofrecer, para su inclusión en el Himno Nacional: “Trujillo creador de la paz”, el pueblo que sabía que Trujillo no había creado nada (y mucho menos la paz), guardó silencio, y hasta los incondicionales de siempre prefirieron respetar ese silencio” (Eme, Eme, No. 17, Pág. 95).
Con ese silencio, el Himno Nacional, composición musical consagrada por la ley No. 700, de fecha 30 de mayo del 1934, se convirtió en uno de los pocos valores nuestros que Trujillo respetó.