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domingo, 8 de mayo de 2011

Sabato La voz de la conciencia.



Ernesto Sábato fue un hombre comprometido con el tiempo que le tocó vivir. Más allá de las polémicas con García Márquez, Soriano, Gelman y Bayer por su supuesto apoyo a la dictadura militar de Argentina en 1976 lo cierto es que desde la recuperación de la democracia en 1983, Sábato fue para mucho un símbolo.

El mundo lo conoce por la narrativa “El Túnel”, “Sobre héroes y tumbas”, Adaddón el exterminador”

Era uno de los grandes de la literatura latinoamericana no sólo por sus novelas sino también por su amplia obra ensayística sobre la condición humana.

Su vida estuvo marcada por la literatura y por su compromiso ético que le llevó en algún momento a declararse más cercano al “anarco-cristianismo” que al activo comunismo de su juventud.

Primera persona

“Fundamentalmente soy un ser esperanzado. Sólo la esperanza nos hará libres. No soy un escéptico. A mí se me acusa de escéptico, no es así.

“Creo que lo decisivo es no creer que todo seguirá igual. Lo que es apocalíptico es vivir en un tonel de diversiones vanas, como se vive ahora, como si no hubiera futuro”.

“Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte”.

“La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse”.

“Ser original es en cierto modo estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demás”.

“Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables”.

“El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”.

“La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse”.

“Yo he visto muchas cosas en mi larga vida, y he pasado muchísimos peligros, pero también he tenido muchísima suerte, porque estoy vivo”.

“Por eso creo que hay momentos decisivos en la vida de los pueblos como en la de los hombres. Toda desgracia tiene también su fruto, si el hombre es capaz de soportar el infortunio con grandeza”.

“Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas”.

“Lástima que cuando uno empieza a aprender el oficio de vivir ya hay que morir”.

“Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa”.

“Se discute si Dalí es auténtico o farsante. Pero ¿tiene algún sentido decir que alguien se ha pasado la vida haciendo una farsa?”
(JAT).