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viernes, 22 de abril de 2011

“Erika, Eeerikaaa…Erika, cooño… no te me muera”


Por Genris García

SANTO DOMINGO ESTE.- Erika, Erikaaa… Erikaaa coño no te me muera, gritaba insistentemente Alfredo López a su novia en la sala de emergencias del hospital traumatológico Doctor Darío Contreras.

La escena se vivió en el centro asistencial pasada las 10:30 de la noche, cuando una pareja de jóvenes llegaron muy golpeados tras deslizarse la motocicleta en la que circulaban a gran velocidad por la avenida Charles de Gaulle de este municipio.

Es que Erika Mena estaba muy golpeada en la cabeza y otras partes de su bien torneado cuerpo de 19 años.

Mientras Alfredo López llegó bien “dao”, pero tuvo fuerza para levantarse de su camilla e ir a acompañar a su compañera.

Erika y Alfredo se accidentado en la avenida Charles de Gaulle en las inmediaciones del Club Los Trinitario, cuando la motocicleta en que se desplazaba frenó de golpe y estos volaron y dieron varias vueltas en el aíre.

Así lo contaron a VIGILANTEINFORMATIVO.COM Frank Días y Félix Rodríguez quienes lo vieron pasar “como alma que lleva el diablo”.

“Yo sólo dije ay Dios mío protégelos! Atinó a decir Frank Días cuando escuchó el ruido de la motocicleta y vio el celaje que le rebasaba.

Lo mismo pensó Félix quien sintió la brisa que le dejaron al pasarle por el lado.

A ellos les tocó levantar los cuerpos ensangrentados y sin conocimiento del pavimento.

Erika y Alfredo tuvieron tanta suerte, que Frank se desplazaba en una vieja camioneta, mientras Félix es de la brigada de la Cruz Roja Dominicana destacada en el Puente Juan Carlos y viajaba junto a otro compañero en una motocicleta cuando la pareja de novio le pasó el trágico accidente.
Sin dilación levantaron los cuerpos y lo colocaron como manda el librito de primeros auxilios en la parte trasera de la camioneta.

Félix se convirtió en una especie de franqueado de la camioneta y llegaron al hospital Doctor Darío Contreras en pocos minutos.

De inmediato los paramédicos y los chicos de la Defensa Civil colocaron a Erika en una camilla y se la entregaron a los médicos de emergencia.

Alfredo se levantó lentamente y con la ayuda de curiosos y socorristas entró por sus propios pies a la sala de emergencia que hasta ese momento estaba en paz.

De inmediato los médicos comenzaron el procedimiento de rigor en estos casos con Erika que mostraba golpes severos en la cabeza y la frente.

Mientras Alfredo no se estaba tranquilo en la camilla de al lado.

Al parecer de los médicos, ambos jóvenes estaban bajo los efectos de algún estimulante o estupefaciente.

Cuando ya los médicos habían canalizado las venas de Erika y por la solución le inyectaban algunos medicamentos, su novio se le fue encima temiendo lo peor.

“Erika, no te duerma…, Erika mírame…, Coño que alguien me ayude…, Erika toy aquí yo coño…Erika no te muera…Tiene frío ella… y una tanda de palabras impublicables pronunciada por el joven contra los médicos que observaban tranquilo la escena.

“Hay que dejar que se le pase los efectos de lo que ingirieron para ver la reacción de los medicamentos”, comentó un médico.

Cuando la seguridad fue reforzada en la sala de emergencia del Darío, ya que médicos, paramédicos y pacientes temían lo peor por el grado de violencia e impotencia que exhibía Alfredo, este se calmó algo y procedió a suministrar sus generales, nombre y dirección.

El joven, que además es gago, dijo “eeella vive en la cacacalle Primera número… dedede Cancancansino Adentro”.

Su dirección no la suministró.

Un empleado del centro asistencial dijo que lo conocía y quiso ayudarlo, pero Alfredo estaba muy alto para escucharlo y ponerle atención…

El hombre no se contuvo y buscaba como ayudarlo por medio al departamento de Trabajo Social, ya que la pareja, al parecer no tenía dinero.

Cuando le decían a Alfredo que llamara a la familia de la joven, respondía con insultos.

Alguien lo llamó a su celular y le dijo: Erika está grave, aquí en el Darío c… salgan pa ca”. Luego le dijo algo que no voy a escribir.

Darío Mañón, el director de Relaciones Públicas del centro asistencial entró a la sala en busca de una solución al escándalo que tenía el joven.

Los médicos decían que había que esperar que se le pasara el efecto de lo que habían ingerido para continuar el procedimiento.

Además era necesario realizarle estudios radiológicos para determinar qué tan profundo eran las heridas y la magnitud de los golpes internos en la frente y la cabeza.

Alfredo no tenía golpes en la cabeza porque al parecer llevaba en casco protector puesto ya que llegó con el al Darío Contreras.

Cerca de la medianoche nos retiramos de la sala de emergencia del Darío Contreras y los médicos seguían atendiendo a Erika que se mostraba soñolienta y aturdida.

Alfredo desesperado gritaba “Erika no te mueraaa”, cual si quisiera espantan la muerte.