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domingo, 27 de febrero de 2011
NO BASTA CON ENARBOLAR UNA BANDERA Y CONSIDERARSE FANÁTICO DE JUAN PABLO DUARTE.
Yaniris López
yaniris.lopez@listindiario.com
Santo Domingo
Un inspirador sentimiento patriótico inunda el ambiente estos días. Los símbolos nacionales enardecen el fervor patrio y los forjadores de la República son recordados más que nunca con orgullo.
Pero ¿qué es ser patriota y qué significa ser patriota hoy día?, preguntó LISTÍN DIARIO al presidente del Instituto Duartiano, José Joaquín Pérez Saviñón, a propósito de celebrarse hoy el Día de la Independencia dominicana.
“Significa mil cosas, porque es un conjunto integral de valores”, responde Pérez Saviñón. “El patriotismo no es solamente querer a esta tierra de las playas más lindas del mundo.
E s mantener un compor tamiento en valores, de los mejores que pueda tener el ser humano. Amar la patria es amar su religión, su lenguaje, sus costumbres y su historia.
Es amar al prójimo, el trabajo, el estudio, la superación, la solidaridad y la generosidad”. Y, ante todo, agrega, para amar la patria no es imprescindible pero sí necesario conocer la historia.
Ser patriota, indica Pérez Saviñón, implica que el dominicano recuerde que nuestro país es un colorín de razas que viene diferenciándose desde la llegada de los europeos; una mezcla de aborígenes, colonizadores y esclavos africanos que dio como resultado una nación que tenía una parte de todos pero que no era igual a los demás. “Eso se demostró cuando después de la Independencia muchos quisieron volver a España y traicionaron la gesta libertadora; y el dominicano tuvo que volver a su machete de labranza, la principal arma que tenía, y con su valentía, su coraje y su heroísmo de siempre volvió otra vez a pelear por su independencia, esta vez contra los españoles”, explica.
Lucha por la libertad
Ante las amenazas colonialistas, el dominicano comenzó a hacerle frente a las invasiones de las grandes potencias. Ingleses, franceses y estadounidenses también se interesaron por este pedazo de tierra que, aunque no era un estado libre, apunta Pérez Saviñón, sí era una nación porque tenía un territorio, un idioma, una religión, una forma de ser distinta a las demás y una raza distinta porque era una mezcla de razas.
“Ya ni los españoles ni nadie nos veía igual que a ellos, y el dominicano se dio cuenta, con las enseñanzas de Juan Pablo Duarte, de que teníamos el derecho a tener una nación libre e independiente de toda potencia extranjera”.
Fue así como, desde que regresó de Europa, Duarte se consagró en el almacén de la Atarazana como el primer maestro. Allí enseñó matemáticas e historia y motivó a los dominicanos a conocer sus derechos.
Duarte, sigue Pérez Saviñón, comenzó a crear conciencia nacional y a unificar los sentimientos dispersos que existían, pues unos se creían franceses, otros ingleses, otros haitianos y otros españoles. “Duarte creó el sentido de la dominicanidad y de la conciencia de patria”, recuerda. Eran otros tiempos, reconoce, en los que en todo el mundo primaba el romanticismo de dar la vida por la patria y el espíritu de heroísmo. ¿Cuánto ha cambiado ese sentimiento desde entonces?
La clave del patriotismo es dar vida a los valores
Es un desafío para el Ministerio de Educación y para todas las instituciones que tienen que ver con la educación y la formación del ciudadano restaurar un patriotismo en valores, dice José Joaquín Pérez Saviñón, presidente del Instituto Duartiano.
“Duarte decía: ‘Trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos. Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos’.
Esa es la clave: trabajar, estudiar, mejorarse y superarse para poder tener algún día la patria justa y feliz que él soñó, porque no la tenemos; hay que luchar por ella, él nos dio una patria libre e independiente pero justa y feliz que queremos es asunto de formación”, opina.
Formar maestros Según Pérez Saviñón, es necesario formar maestros para, por efecto multiplicador, llegarle a la juventud.
De nada vale formar profesionales si estos no tienen ideales ni formación en buena ciudadanía, civismo y patriotismo, insinúa. El maestro de 82 años confía en que de esta forma regresará el romanticismo heroico que en los últimos años ha estado ausente de los principios dominicanos, pues se trata de ciclos en la historia que regresan cuando son motivados adecuadamente.
“Creo que tenemos que crear una mística nueva entre la juventud y la forma de lograrlo es más sencilla de lo que la gente piensa.
Solamente hay que seguir los ejemplos de Juan Pablo Duarte: esa verticalidad en sus acciones, esa honestidad acrisolada, esa entrega a su causa, ese estudio permanente, esa perseverancia, esa generosidad, esa valentía”.
El pueblo dominicano es noble y la juventud está ansiosa por saber y por seguir un camino, considera Pérez Saviñón. Crear una mística nueva es una respuesta a los antivalores, a la drogadicción y a la criminalidad que arropan las sociedades y que hacen el mundo cada vez más complicado.
PATRIOTISMO DE TODOS LOS DÍAS
En el Instituto Duartiano procuran enseñar el legado de Juan Pablo Duarte a través de sus valores. Nelly García, profesora encargada de las charlas y talleres que se imparten en las escuelas y productora de un documental sobre la vida del patricio, asegura que el patriotismo implica muchas cosas y ocupa todas las 24 horas del día.
“Los padres, por ejemplo, deberían de ser muy buenos patriotas. Cuando los padres educan a su hijo en valores, cuando ordenan a un hijo hacer las tareas y abrir los libros, están siendo patriotas, porque están dándole un ente productivo a la sociedad”, dice García.
Igualmente, afirma, ser patriota es dar a las personas el mismo trato sin tomar en cuenta su condición social, devolver las cosas que los hijos llevan a las casas que han sido tomadas sin permiso o negarse a recibir la ayuda de un hijo que se ha lucrado ilícitamente.
“En todas las cosas, cotidianamente, se es o no se es patriota. Es una cuestión de darle vida a los valores.
Los valores son más que un discurso, son verbos, es acción permanente. Es darle formación a los hijos, hacerles entender que ellos tienen muchos derechos pero que al lado de cada derecho hay un deber. La patria es una sumatoria de la familia. Como anda la casa anda la patria”.
En ese sentido, la educadora expresa que no vale de nada dejarle el trabajo a los autoridades, pues son los padres los encargados de inculcar los valores patrios desde el hogar.