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sábado, 26 de febrero de 2011

Gran pesar en comunidad y periodistas por muerte de Ricardo Paredes


NUEVA YORK._ Gran pesar ha causado en la comunidad dominicana y comunicadores locales, la muerte del destacado foto reportero Ricardo Paredes, quien murió oficialmente este sábado en la mañana en el hospital Jamaica de Queens.

Paredes, quien venía sufriendo de serias complicaciones de salud desde hace algún tiempo, fue desconectado de la máquina de respiración artificial, luego de que poco antes de abordar un avión a la República Dominicana, donde pidió ser llevado para morir en paz y al lado de sus familiares, sufriera una conmoción que le produjo un desmayo.

El desmayo le produjo un coma letal y tuvo que ser ingresado en cuidados intensivos del referido centro asistencial. Los médicos diagnosticaron muerte clínica o cerebral y los parientes más cercanos residentes aquí, decidieron desconectarlo del aparato, porque los galenos no garantizaron su vida.

Paredes, quien tenía varios años residiendo en la metrópolis, sobresalió en el poco tiempo en el que ejerció la profesión para El Nuevo Diario, el semanario Primicias, el programa “Con Punto y Coma” (producidor y conducido por Juan Cruz Trifolio), además de laborar para varias instituciones como la Parada Dominicana de El Bronx, dirigentes políticos y empresas de entretenimiento.

Estuvo en el equipo de organización de los Premios Latinos que cada año organiza Félix Jerez y era asiduo visitante a la iglesia dirigida en el teatro United Palace por el reverendo Salvador Sabino. Su destreza, responsabilidad y cumplimiento en el trabajo, lo situaron como uno de los comunicadores más respetados de la comunidad.

Palco en las palabras, reservado en sus asuntos personales y servicial como pocos, Paredes, guardó silencio por mucho tiempo sobre una enfermedad crónica que le venía afectando. Cuando trascendió que esa enfermedad era un cáncer en la próstata que ya había hecho estragos en su organismo, muchos se sorprendieron. Estuvo internado varias veces en la clínica Allien Pavillon del hospital Presbiteriano y en el hospital Harlem y sus últimos días los pasó junto a su esposa y parte de su familia en su residencia del Alto Manhattan. La única información que daba sobre su estado, era la de que padecía de un “pequeño problemita” en una pierna.

Murió “con las botas puestas”, trabajando hasta donde su condición se lo permitió y su espíritu de lucha, se resistió muchas veces a aceptar dádivas o donaciones para evitar la humillación. Horas antes de su recaída final, fue visitado por amigos, colegas y funcionarios del gobierno que le conocían y le apreciaban, quienes creyeron que estaba recuperándose satisfactoriamente.

REACCIONES

El encargado de Asuntos Comunitarios del Consulado General y presidente del PLD en Manhattan, ingeniero Carlos Feliz, deploró el fallecimiento de Paredes y resaltó el trabajo realizado por el foto reportero en Nueva York. Feliz dijo que la partida de Paredes, representa un gran golpe no sólo para los medios, sino también para toda la comunidad.

El embajador Gregorio Morrobel, delegado del PLD en la JCE, se unió al dolor por la muerte de Paredes, destacando la labor ejercida por el comunicador. Máximo Padilla, quien conoció a Paredes desde que llegó a Nueva York, expresó su congoja y recordó el servicio prestado a los medios y a la comunidad por el destacado comunicador.

Miguel Melenciano, uno de los encargados de la JCE y entre los más cercanos a Paredes, indicó que la pena es indescriptible por la partida del foto reportero. “La comunidad y los medios, estamos de luto por el fallecimiento de Paredes, uno de los comunicadores de mayor prestancia entre nosotros”, agregó el funcionario.

Félix Jerez, con quien Paredes trabajó desde su arribo a Nueva York, manifestó su gran pesar y anunció que mañana domingo a las 6:00 de la tarde, se le rendirá tributo en un culto que dirigirá el reverendo Sabino en el teatro United Palace.

La familia hacía las diligencias funerarias para la entrega del cadáver y su velatorio en la funeraria Ortiz de la avenida Broadway y la calle 190 en el Alto Manhattan, el martes o el miércoles.

¡Que en paz descansen sus restos!