Grisbel Medina R.
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Santiago
Doña Milly respira entre telas de manteles, centros de mesa y artículos de alquiler. En Navidad ofrece un cafecito especial en Milly Festejos, empresa que fundó y donde labora su familia. Es Milly para el pueblo y Dionisia Milagros Ynoa en el acta bautismal. Nació en el paraje La Chichigua de Gurabo arropada de dolores múltiples.
Creció en la pobreza cruda e implacable, sufrió el abandono de su padre y tuvo con limitaciones entendibles el apoyo de una madre con discapacidad.
Impulso económico
Discreta, sencilla, amable es la “Milagros” que las carencias no vencieron. Es la mujer de campo que temprano conoció Italia gracias al empuje social del Banco de Ahorro y Crédito ADOPEM, institución que tantas vidas de mujeres hace visibles gracias a un modelo de gestión financiera que favorece a las mas pobres.
Con un octavo de primaria en las sienes, se echó andar con las manos vacías y el corazón rebosado de esperanza. A la escuela, recuerda, iba con una hoja de papel. Se casó con Juan Ramón Pérez, el compañero de una vida de proyectos múltiples, de mucho soñar y sacrificarse. Tres hijas, coronan el matrimonio bordado en valores que hoy es modelo de familia ejemplar. Que anden con la cabeza erguida no por orgullo sino por dignidad, defendiendo la verdad y la justicia, es el consejo de Milly a sus hijas. “Que crean en el trabajo como herramienta de servicio y progreso en la sociedad”, es una frase que se repite a sí misma y comparte.
Su fe
Es creyente hasta los huesos y ahorrativa mil por mil. En 1991 tuvo un encuentro con Jesús. La manifestación más evidente de su fe es el servicio. Su empresa es herramienta de producción de su casa y de la familia de empleados que se sustenta de allí. El esmero en la atención, en cada obra de Milly Festejos, también se refleja en los trabajos realizados en bien de su comunidad.
En el 2000 construyó la capilla Santísima Trinidad en Gurabo. Allí celebran catecismo, eucaristía, fiestas patronales y otras actividades. Además, en su hábitat funciona un grupo de oración bautizado Jesús Río de Agua Viva donde comparten la fe más de 150 personas.
La mujer que inició cosiendo vestidos para niñas sin electricidad, se atrevió a tomar el préstamo más alto de su época (diez mil pesos) al Banco de la Mujer, donde asumió la capacitación como bandera de su espíritu emprendedor. Hoy, con la discreción de siempre, te recibe en el Grupo Milenny, donde insiste en que “no permitas que nadie robe tu sueño”.