Autor: RAMON A. CABRAL
Soy del parecer que no es bueno, por ningún motivo, que una población civil esté armada, sobre todo cuando se trata de delincuentes, porque tal situación es uno de los principales motivos de la criminalidad, de la delincuencia y de la violencia predominante hoy en nuestra nación.
De modo pues, que estoy totalmente de acuerdo con el desarme general y total de la población civil, empezando, primero, por los delincuentes y terminando después por los no delincuentes.
Después que los delincuentes sean totalmente desarmados, no tiene sentido que los demás ciudadanos anden o estén armados, porque lo que justifica que ahora muchos ciudadanos estén armados se debe al hecho de que por nuestras calles andan muchos delincuentes haciendo y deshaciendo, cometiendo todo tipo de fechoría y actos vandálicos.
Creo que los únicos que deberían andar armados son los militares y los policías en el cumplimiento de sus funciones y deberes, consistentes en protegernos en todos los sentidos y para hacer cumplir la ley, pero no así civiles y mucho menos, si son delincuentes.
Algunas naciones son muy permisivas en lo que respecta al uso legal y sobre todo ilegal de armas de fuego, sobre la base y los argumentos de que sirven como defensa para los mismos ciudadanos, una situación muy delicada y difícil que ha incrementado vertiginosamente la ola de criminalidad en esas naciones.
En el pasado, cuando la población y los delincuentes no estaban tan armados como ahora, los pueblos gozaban de paz, tranquilidad, alegría, libertad absoluta de tránsito, de realizar cualquier actividad en cualquier lugar y a cualquier hora del día, porque los peligros estaban reducidos a la menor expresión, por lo que para nadie es un secreto que la criminalidad cada vez más creciente en muchas naciones ha matado esa alegría y paz que primaron en el otrora.
Las armas de fuego, en manos de delincuentes y no delincuentes, sólo para promover e incentivar la violencia son de por sí peligrosas en todos los sentidos, porque el que la posee, ante cualquier situación, confrontación o impasse que se presente, por pequeño que sea, inmediatamente quiere hacer uso de la misma como una forma de encarar dicha situación, cuyo desenlace no siempre terminan de buena manera.
Las personas que defienden el uso de las armas de fuego bajo el argumento de que las mismas sirven para la defensa de la población, no toman en cuenta que las personas que andan armados se convierten en más violentos y en más propensos a la agresión, por cualquier quítame esta paja.
En sociedades como la nuestra, la proliferación de armas de fuego en mano de cualquier persona, en capacidad o no para tenerla, es porque se permite la venta y posesión sin antes estudiar psicológicamente si una persona es apta o no para tenerla y usarla con la debida prudencia.
El espacio se nos acaba, por lo que sólo nos queda decir que lo más importante en este asunto es evitar que los delincuentes anden armados, si queremos evitar la criminalidad.