Sylvana Marte
sylvanamarte@hotmail.com
Cuando una persona nace, gracias a Dios, lo hace desnuda, lo que quiere decir que todo lo que viene después es añadidura. No es lo que somos, claro nos ayuda a tener una vida más cómoda en este plano físico, pero no es la vida.
Cuando uno es entregado por primera vez a su madre, y ella trata de darnos el seno, al principio estamos como perdidos, porque hasta para comer, hay que aprender. Quiero decir con esto que no venimos con un conocimiento preestablecido, sino que todo viene dándose.
Hago estas aclaraciones porque no me explico cómo hay personas que se creen mejores que otras porque se hayan leído dos o tres libros, o porque tengan la jeepeta que yo no tengo, ni pienso tener.
Es muy triste cuando la mayoría de las personas sólo tiene palabras negativas para referirse a usted, claro, no es que debemos estar por ahí acabando a los demás. Pero he escuchado frases como: “él es mi amigo y lo quiero, pero es tan pedante”, “él es un buen profesional, pero sus relaciones humanas son tan deficientes” y así sucesivamente.
La vida es muy corta para estar adquiriendo esos “motes” de gratis y, menos si son de tan mal gusto. Hace unos días presencié una discusión entre dos profesionales de la comunicación, una chica que había tomado la palabra para hablar de un tema fuera del que se estaba conversando, pero obtuvo el permiso para hacerlo, y un periodista se molestó porque ella estaba hablando de otro tema.
Lo más triste fue que él no la dejó hablar. Un profesional de la comunicación con tanta intolerancia, y lo peor de todo es que el resto del tiempo que estuvimos compartiendo no cerró la boca un segundo. “A mucha gente le molesta de los demás, actitudes que no soportan de sí mismos”, eso no recuerdo quien fue que me lo dijo.
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