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domingo, 11 de abril de 2010

Nuestro editorial..


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Es imposible no estar espantado ante el crimen horrendo cometido por el teniente de la Fuerza Aérea (FAD) Rafael Sierra Pérez, al matar a los menores Eduardo Miguel Cabrera y Yordy Rafael Stubbs Demorize. Dos jovencitos de 16 y 17 años de edad, quienes entraron a una propiedad de Vimenca bajo su cuido, en la comunidad de Boca Chica.

Este hombre ha dejado claro que es un criminal despiadado. Y frente a este hecho horripilante surge una pregunta obligada, y es, cuántos más habrá matado este salvaje.

Y como es lógico debemos hacer otros cuestionamientos institucionales sobre la forma en que está operando el país. Cómo es posible que este hombre sea miembro de uno de los cuerpos armados, y quién dispuso asignarlo a la vigilancia de una propiedad privada.
Persio Maldonado.
Este homicida ha sido enviado a un año de prisión preventiva por estos crímenes, pero ello no devolverá la vida a estos dos jovencitos, ni mucho menos la tranquilidad a sus familiares. Probablemente no tengamos forma proporcional de que este criminal pague por el homicidio cruel y despiadado contra estos muchachos, cuyo pecado era entrar a bañarse a esa propiedad.

En muchos aspectos la República Dominicana es un caos, y en este caso estamos en presencia de una de esas señales caóticas con que opera el país, cuyas consecuencias se reflejan en este tipo de acciones criminales. El otro riesgo es que al final las influencias impidan que este hombre pague por estos hechos vergonzosos y lamentables.

Así que tanto el Ministerio Público como el sistema judicial tienen la responsabilidad de estructurar un buen expediente por el crimen contra estos dos jovencitos y aplicar una condena razonable contra este criminal.

No podemos seguir de esta forma.

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